paisajista
Chris Baasch vivía en el sector La Entrada, Naguanagua. (Foto cortesía)

Venezuela y Carabobo perdieron a un apasionado de sus paisajes verdes y exuberante vegetación. La violencia se los arrebató. En horas de la madrugada de este sábado 24 de abril fue asesinado el reconocido paisajista estadounidense Chris Baasch en su casa, ubicada en La Entrada, Naguanagua, presuntamente para robar la propiedad.

En el país desarrolló desde pequeños proyectos residenciales de paisajismo, hasta grandes obras ornamentales para empresas, centros comerciales, hoteles y resorts. Es el creador del paisajismo de la sede de la Organización Cisneros, Hotel Caribbean, Caracas Polo, Hotel Las Villas Eco Inn, Hotel La Trucha Azul, Central Portuguesa, entre otros.

En Valencia colaboró con el paisajismo del Aeropuerto Arturo Michelena y principales avenidas de la capital carabobeña.

Fueron los vecinos del paisajista quienes advirtieron a la Policía Municipal de Naguanagua sobre lo que estaba ocurriendo, luego de escuchar los primeros gritos en la residencia. Los funcionarios habrían llegado alrededor de las 2:30 a.m.

De acuerdo a la versión de los vecinos, la policía municipal habría tardado en llegar al lugar, a pesar de que el comando principal está a menos de cinco minutos de la casa de Baasch. Además, agregaron, “la policía tuvo que mendigar gasolina” para poder regresar, una vez que llegó la comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

Se conoció que otras dos personas que residían en la vivienda de Baasch resultaron heridas. Las autoridades se encuentran realizando las investigaciones pertinentes en torno a este caso que ha causado conmoción entre los carabobeños que conocían el trabajo del paisajista.

Sobre los orígenes de Baasch

Oriundo del sur de California, Estados Unidos, pero con abuelos venezolanos, fue a mediados de los años 70 cuando Baasch decidió viajar a Venezuela a “encontrar sus raíces”, luego de terminar sus estudios de la carrera de horticultura ornamental en la Universidad Politécnica de California, en Pomona.

“Lo que encontré me dejó boquiabierto, y aunque no lo sabía en ese momento, me quedé aferrado al país por siempre. Encontré a mi alrededor un mundo verde fascinante, dondequiera que iba”, describió en su sitio web. “Nuevas y maravillosas plantas estaban en todas partes y quería poner mis manos en la tierra y tener un jardín propio”.

Después de un par de años trabajando en un vivero y familiarizándose con el suelo criollo, el clima y las plantas, se mudó a Carabobo, donde se mantuvo hasta este trágico suceso que le arrebató la vida.

“Yo diseño y siembro jardines para el alma. Aunque mis trabajadores siempre decían que debería plantar cosas útiles y comestibles, yo consideraba que los clientes siempre podían comprar su comida en tiendas, pero no podían comprar alimento para sus almas, así que la tengo que plantar yo. Mis jardines llegan a la parte espiritual de las personas”, así llegó a describir su trabajo.

Casa de Baasch en La Entrada. (Foto cortesía: @isaiaslandaeta)



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