Han pasado 23 años después de la muerte del Libertador, cuando la familia de Simón Bolívar aun honra su memoria y como muestra de gratitud al presidente del Perú el general José Rufino Echenique deciden enviar a través de Antonio L. Guzmán prendas y objetos de sus herencias que representan las glorias de Bolívar y de esta manera convertirlo en testimonio de una profunda gratitud.

La familia Bolívar decide manifestarse de esta manera luego de que el presidente del Perú, José Rufino Echenique en 1851 dispone que «La ley se tradujese en hechos” manda a vaciar en Europa una estatua de Bolívar en bronce que exhibirá Lima mas tarde y envía un millón de pesos a la familia del Libertador “Como alivio de la quebrantada fortuna gastada por Bolívar en la guerra” por medio del señor Antonio Leocadio Guzmán.

Los cuatros sobrinos del Libertador, hijos de la difunta María Antonia, por medio de una carta fechada 19 de enero de 1853 señalan que no poseen prendas propias del Libertador, motivo por el cual escogen y deciden enviar la Medalla de Boyacá que le fue entregada a Bolívar después del triunfo en dicho lugar.

Fernando Bolívar sobrino del Libertador, firma la nostálgica carta fechada también en enero de 1853 representando a la rama de los sobrinos huérfanos a los que el Libertador siempre amparó, hijos de Juan Vicente Bolívar y también representando a su madre Josefa Tinoco y a su cuñado José Laurencio Silva. Destinan al presidente del Perú la medalla de la victoria de Bomboná.

La sobrina de Bolívar, Benigna Palacios, única hija de Juana Bolívar expresa su gratitud obsequiando una caja de oro para rapé, “Es el presente que un soberano ilustre, el rey de la Gran Bretaña, quiso hacer a mi difunto esposo Pedro Briceño Méndez, el secretario del Libertador en guerra de independencia, el ministro de Colombia y general de sus ejércitos”.

El congreso peruano resuelve en agosto de 1853 que el presidente Echenique conserve el cofre con las alhajas donadas y documentos de autenticidad como propiedad privada. Hasta que en 1887 el ahora ex presidente José Rufino Echenique con avanzada edad, aprovecha la visita de un comisionado del gobierno venezolano para entregarle el cofre con las alhajas, la documentación de autenticidad y la carta fechada 19 de abril 1887 en donde expresa su deseo que esas prendas y objeto vuelvan a la cuna del Libertador como un legado de su parte en vida y para ser exhibidos en el Museo Nacional de Caracas.

Y es así como el director del Museo Nacional A. Ernst da conformidad a las instrucciones del General Guzmán Blanco quien se encontraba en París, enumerando y conservando en el Museo dichas reliquias, acompañados de la documentación de autenticidad y destinando copias para el Ministro de Relaciones Interiores para ser publicados en la Gaceta Oficial.

Se ubican las medallas en la vidriera que resguarda otros objetos del Libertador en el salón “Simón Bolívar” mientras que la caja de oro es destinada al salón que contiene colecciones de Historia Patria dentro del Museo Nacional.

El escritorio del general Francisco de Miranda

En el mismo año de 1887 a través de una misiva desde Italia le escribe Teresa Miranda al general Guzmán Blanco que se encontraba en Francia, la carta dice así:

Entre los pocos muebles que me dejó mi difunto padre, se cuenta un pequeño escritorio que fue del uso de mi abuelo, el General Francisco Miranda. Ese pequeño escritorio tengo el honor de presentarlo a U., con solo el mérito de haber pertenecido a un patriota que U., ha enaltecido, y pensando yo que nadie mejor que U., pudiera estimar ese mueble histórico”.

Guzmán Blanco resuelve destinar esta reliquia al Museo Nacional, y desde el Ministerio de Relaciones Interiores se publica en octubre de 1887 que este escritorio «Ocupa puesto a propósito en el salón destinado para las colecciones de Historia Patria» del Museo Nacional en Caracas.

Cartas y documentos originales

En julio de 1887 al Museo Nacional también fue destinado 141 cartas originales del Libertador incluyendo “diversos borradores, extractos y cartas del libertador (muchos de ellos tachados)» y algunos documentos pertenecientes a las memorias del General O´Leary, enviados desde Bogotá por Josefina de O´Leary, viuda de Simón O´Leary, hijo del general.

Guzmán Blanco y sus obsequios

En una carta fechada agosto 6 de 1887 dirigida a Vicente Ibarra, Guzmán Blanco le comunica que al momento de juramentarse como presidente, el congreso le obsequió la condecoración el “Sol del Perú» reliquia que llevó colgado del pecho el Libertador, tal presente fue rechazado por Guzmán Blanco y con la idea de destinar dicha reliquia a un museo le llega la oportunidad de hacerlo ahora.

Remite al Museo algunos objetos pertenecientes al Libertador como botones dorados con escudo de Colombia, pantalón de paño, una camisa, unas medias, chaleco de lana, pañuelo de mano, manta pequeña de seda, un mosquitero, par de pistolitas de bolsillo, par de charreteras, una letra B de metal que parece oro, dos pedacitos de plomo, dos mechitas de pelo, una medalla de oro representando el Busto del Libertador con cinta de la bandera de Colombia, diez medallas más de cobre y plata.

De igual manera obsequia reliquias de su padre Antonio Leocadio Guzmán quien fue Secretario de Bolívar, con excepción de un busto de Bolívar que es una reliquia hereditaria.

Entre los objetos de Antonio Leocadio Guzmán se consiguen: tres plumas dos de oro y una de ganso, cinco medallas de oro y una estrella con piedras que parecen brillantes , cuatro medallas de plata, un corta pluma cacha de carey, Cinco pedazos de cinta, dos de los colores del Perú, dos blancos y rojos, y otro amarillo, azul y rojo, un alfiler de oro, el diploma del Busto del Libertador fechado en Lima el 7 de agosto de 1826, una carta de la señora Benigna Palacios y al pié una nota del padre de Guzmán Blanco que autentica los referidos objetos.

Otros objetos históricos que pasan a reposar al Museo Nacional tal como una proclama del Libertador a los Limeños con su firma, una medalla de plata acuñada en Bolivia en honor del Libertador con una inscripción que dice: «La República Bolívar agradecida al Héroe cuyo nombre lleva»

Culmina Guzmán Blanco la carta de la siguiente manera: «Reservo para mí y para mis herederos el derecho de reivindicar el «Sol del Perú», en el caso de que sea algún día removido por alguien del Museo Bolívar».

Se recibe en agosto de 1887 dichos objetos por Vicente Ibarra, Ministro de Relaciones Interiores quien destina al Museo los objetos y le manifiesta a Guzmán Blanco el orgullo que siente al ser parte de estos actos que “Representa en su más alta y genuina expresión á nuestra Patria, no por mí, sino como un tributo de respeto a la memoria de mis antecesores los Generales Diego y Andrés Ibarra, Edecanes del Libertador».

Después de toda la transformación que tuvo el Museo Nacional durante el tiempo, es lógico preguntarse el destino de algunas de estas reliquias, el estado en que se encuentran y como hace 136 años se apreciaban en un museo y hoy en día quizás sólo queda para la imaginación.

Fuente: «Cuenta que presenta al Congreso de los Estados Unidos de Venezuela» Edición Oficial, Caracas 1889.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.