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(Foto: El Carabobeño)

Kevin Arteaga González

Las denuncias en las redes sociales abundan. Varias son emblemáticas. El 9 de septiembre una falla eléctrica impidió bombear agua desde la planta potabilizadora Alejo Zuloaga hacia la Gran Valencia. Para el viernes 25 de septiembre un bajón eléctrico nacional dejó a oscuras varios sectores en los municipios Valencia, Guacara, Naguanagua, Los Guayos, San Diego, Diego Ibarra, San Joaquín, Libertador y Naguanagua y el martes 29 unas mil 500 familias del sector Bello Monte al Sur de Valencia denunciaron que llevaban 72 horas sin servicio eléctrico.

Entre el 29 y 30 del mes pasado, las fluctuaciones eléctricas fueron constantes. La energía se apagó, muchas zonas de los 14 municipios de la entidad pasaron hasta 10 horas sin electricidad, al punto que hasta las transacciones electrónicas de la banca colapsaron y los afectados no podían adquirir alimentos para saciar el hambre y otros bienes y servicios. La falta de mantenimiento e inversiones en nuevos equipos han convertido al sistema eléctrico de Carabobo en un grave problema, con distintas aristas que afectan la calida de vida en la entidad

La respuesta llegó con un ataúd de cartón piedra

Los cortes de energía originan graves problemas a personas que se encuentran hospitalizadas o a quienes en sus casas dependen de aparatos eléctricos para mantenerse con vida. También a quienes no tienen gas desde hace meses y necesitan de aparatos eléctricos para cocinar. Pero ninguno de estos fue el caso de Ceni Viscaya.

Esta mujer de 42 años de edad falleció electrocutada el 21 de septiembre, una muerte que conmocionó al estado. Ella pisó una guaya de alta tensión que se desprendió de un poste eléctrico en el sector 13 de la Isabelica, al oeste de Valencia. Iba a comprar unos aliños para cocinar el almuerzo a sus tres hijos, luego de buscar agua en unos tobos, otro problema que también azotaba su vida.

Viscaya dejó tres hijos huérfanos. Su hija mayor cumplió 15 años de edad el día siguiente a la tragedia. En su recuerdo de quinceañera quedará que su madre falleció por negligencia gubernamental. Ni Corpoelec ni la Alcaldía de Valencia atendieron el llamado de los vecinos de la zona para que repararan los daños de los cables de alta tensión que tenían varios días generando corto circuito.

Fidedina Díaz, hermana de Vizcaya, recuerda con profundo malestar que la alcaldía de Valencia solo envió un ataúd de cartón piedra, que no aceptaron porque consideraron el gesto como una falta de respeto. Para el sepelio tuvieron que invertir 20 dólares. Fue necesario comprar tabelones, cemento, arena y agua para cerrar la fosa en la que fue enterrada Ceni en el Cementerio Municipal de Valencia.

Desinversión y falta de mantenimiento

Solo era cuestión de tiempo para que una tragedia como la que enlutó a la familia de Ceni Viscaya ocurriera en Carabobo. De los 14 mil kilómetros de líneas eléctricas distribuidas en los 14 municipios del estado, unos seis mil (43%) fueron instalados hace más de 40 años y al menos durante las últimas dos décadas no han recibido el mantenimiento pertinente. Algunos componentes incluso deberían ser sustituidos.

Así lo advirtió el presidente de la Asociación de Ingenieros Electricistas y Mecánicos de Carabobo, Isnaldo Jiménez, quien expuso que las guayas o conductores han perdido su estado natural de tensado. Además, el resto de los elementos constitutivos de las líneas, como aisladores, cortacorrientes, transformadores, entre otros, también presentan un notable deterioro que contribuye a que un accidente como el de La Isabelica pueda repetirse.

“Lamentablemente el mantenimiento que hay que hacerle a esas instalaciones de forma periódica no se ha hecho”, señaló Jiménez, quien además es presidente la Comisión de Electricidad del Colegio de Ingenieros en Carabobo. “Hay todavía transformadores de aquella época que están hasta sin fusibles y deben ser cambiados, pero todavía no lo han hecho por la marcada dejadez existente. Eso representa un peligro”.

Los habitantes de La Isabelica se encuentran temerosos y en alerta constantes luego de lo ocurrido con Ceni, ya que las guayas y conexiones en varios puntos de la comunidad están deterioradas por falta de mantenimiento. El 5 de octubre los habitantes del sector 10 reportaron que incluso una guaya ya estaba caída. En el sector 9 se produjo una avería cuando seis cables conductores chocaron y se incendiaron.

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(Foto: El Carabobeño)

La imagen del deterioro del tendido eléctrico se replica en prácticamente todo el territorio carabobeño, aunque es más evidente en algunas zonas que otras. En los alrededores de la urbanización La Granja, Naguanagua, se notan las guayas debilitadas e incluso algunas ya caídas ante la inacción de Corpoelec.

Según el especialista, la desinversión comenzó desde antes de 1997, pero fue en los años posteriores cuando se hizo más notoria. “Ha venido mermando el flujo de recursos financieros para que las cosas se hagan en su debido momento. Hace 20 años asignaban anualmente presupuestos robustos para grandes inversiones y mantenimiento del servicio eléctrico».

El ingeniero advirtió a Corpoelec que debe  hacer diagnósticos periódicos de aquellas líneas que tienen más de 40 años de funcionamiento y sin mantenimiento. «En las zonas críticas hace falta mantenimiento predictivo para evitar que ocurra lo que sucedió en La Isabelica”.

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(Foto: El Carabobeño)

Fallas eléctricas acaban con electrodomésticos

En agosto, el promedio de cortes eléctrico en Valencia se ubicó en 30 horas semanales y al finalizar el mes se sumaron 120 horas, según la estadística del diputado a la Asamblea Nacional Marco Bozo a través del Monitor Ciudad, lo que representa 16% del tiempo de los valencianos. Bozo recalcó que las constantes fallas atentan contra el comercio y también contra la educación a distancia, porque frenan el acceso internet.

Las fluctuaciones eléctricas dañan los aparatos electrodomésticos, difíciles de sustituir por la crisis económica. Esta es una afectación que no te mata, pero que menoscaba la calidad de vida.

Carla Bravo, residente del sector Nueva Esparta del municipio Naguanagua, sumó 18 horas sin servicio eléctrico. Para auxiliarla, sus vecinos encendieron un fogón en el que ella pudo preparar el desayuno y almuerzo. No tenía gas doméstico y cocinaba en hornillas eléctricas. Los bajones de tensión le han dañado varios electrodomésticos.

Milagros Ceballos reside en el municipio Naguanagua. Debido a los constantes cortes de energía eléctrica ya se le han dañados dos aires acondicionados, un ventilador, dos televisores y la nevera. Su calidad de vida ha mermado porque no cuenta con los recursos económicos para poder repararlos.

¿Con este sueldo qué se puede reparar? Por lo menos, me queda un televisor bueno que está en el cuarto de mi mamá, en cama desde hace ocho años.

 No hay formación de trabajadores eléctricos

El Centro de Formación Profesional Germán Celis Saune durante 51 años formó a más de ocho mil profesionales eléctricos y fue punta de lanza en América Latina al también por abrir sus puertas a aprendices de países vecinos. Hoy en día, solo quedan escombros de esa estructura.

El 11 de septiembre de ese 2017, los 100 trabajadores y los 600 estudiantes que se iban a formar durante ese nuevo año, no pudieron arrancar actividades porque el hampa cargó hasta con el techo de zinc.

En aquel momento Yoana Galarraga vocera del personal de Corpoelec aseguró a Cronica.Uno que, desde marzo de 2017, la empresa de servicio de seguridad que se encargaba de resguardar las ocho hectáreas de la escuela fue sustituida por dos milicianas que eran adultas mayores.

Al parecer la razón por la que quedó sin servicio de vigilancia fue la falta de presupuesto. Los robos habían iniciado en 2016, para ese entonces los trabajadores se organizaron durante seis meses para resguardar las instalaciones, hasta que la situación se hizo insostenible por las frecuentes amenazas que recibían. Los trabajadores dieron parte al Cuerpo de investigaciones Penales y Criminalísticas, Sebin y alcaldía de Libertador, pero todo fue en vano, y la escuela quedó inoperativa.

(Foto referencial)

Saúl Jiménez, presidente del Centro al Servicio de la Acción Popular (Cesap), sostuvo que la falta de personal se hace evidente al no haber respuesta para estabilizar el Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Recalcó que quienes se encargaban de hacer mantenimiento de pica y poda de la maleza y sustitución de equipos, entre otros, se han jubilado y los pocos que quedaban activos fueron renunciando a sus puestos de trabajos por los bajos de salarios que no estaban acorde con la realidad económica del país.

Otro factor que ha puesto en jaque el servicio eléctrico es que se centralizó y cada región debe pedir los insumos al gobierno nacional. “En cualquier rincón de Venezuela para comprar un tornillo debe solicitarlo a Caracas”, dijo Jiménez.

La falta de recaudación por concepto de pago por el servicio eléctrico quedó fuera de rango en julio de 2018, lo que imposibilita que Corpoelec pueda adquirir nuevos insumos para el mantenimiento, que han conllevado la ausencia del mantenimiento mayor y menor de las subestaciones, redes de distribución y tendidos eléctricos.

“Todo el sistema de distribución de energía eléctrica desde líneas, transformadores y subestaciones a todo lo largo y ancho del país deben tener un mantenimiento permanente: mayores y menores. Es decir, el mantenimiento menor es lo que hacen las cuadrillas regularmente, y es inspeccionar cómo está el cableado, roturas, fallas, así como limpieza de las líneas de conducción, poda de árboles que tengan conexión con guayas, etc. Lamentablemente, esos tipos de mantenimiento se han dejado al olvido por la dejadez y descapitalización de la empresa. Eso requiere una fuerte inversión que ahora el Estado no tiene e indudablemente pasan casos como el accidente en el que una línea de alta tensión se reventó y electrocutó a una señora”, explicó del presidente del Cesap.

Carabobo sin generación interna

A pesar de tener una capacidad instalada para generar alrededor de tres mil 700 megavatios mediante sus seis plantas termoeléctricas, actualmente Carabobo no produce ni un solo megavatio para cubrir los 700 de su demanda interna, detalló el ingeniero Isnaldo Jiménez. La entidad federal depende por completo de la electricidad enviada desde el Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, también conocida como Hidroeléctrica Guri.

El vocero de la Comisión de Electricidad del Colegio de Ingenieros de Carabobo expuso que hasta hace tres años el estado era capaz de generar al menos 300 de los 700 megavatios requeridos para cubrir todo su consumo, lo que se traduce en un déficit de 43% para ese entonces. Los 400 megavatios restantes eran suministrados desde el complejo hidroeléctrico, en el estado Bolívar.

La colapsada Hidroeléctrica Guri, que envía energía a los 24 estado del país, destina para Carabobo entre 300 y 400 megavatios, los cuales son suministrados por la estatal Corpoelec a los 14 municipios bajo un esquema de racionamiento que hasta la fecha no ha sido publicado, alterando así la cotidianidad de los cuatro millones de usuarios que dependen del servicio.

“Planta Cero”

Un trabajador de Planta Centro, que prefirió declarar bajo el anonimato por seguridad, sostuvo que los apagones se van acentuar, debido a que la Unidad VI que es la única que estaba generando energía eléctrica está convertida en “chatarra” y denominó a la termoeléctrica que alimenta a la región centro-occidental del país como “Planta Cero”, ya que tampoco cuentan con hidrogeno para alternar la generación de energía.

La madrugada del 4 de diciembre de 2019 la Unidad VI dejó de funcionar, luego de un incendio que afectó 30% de su estructura y se cortó el suministro de 300 MW que iban al SEN de los 600 MW que podía generar. Para ese momento el presidente de Federación de Trabajadores de Corpoelec (Fetraelec), Ángel Navas, explicó que, para dar arranque nuevamente a esta unidad tardarían más de 12 meses, porque sufrió daños considerables. Sin embargo, manifestó que ese tiempo podría reducirse dependiendo de la actuación de las autoridades de la Corporación Eléctrica y de la respuesta de la empresa china CMEC.

Hasta la fecha se desconoce de fuentes oficiales que trabajos se han adelantado para recuperar en su totalidad a la Unida VI. Esta unidad a turbo-gas, fue construida a través del Fondo China-Venezuela, con un monto de inversión de más de un millón 463 mil dólares. Fue puesta en funcionamiento en el segundo trimestre de 2016. En ese momento, Miguel Ángel Romero, gerente general de Generación de Corpelec, señaló en una entrevista a Telesur que la Unidad VI era la más grande en su tipo de todo el país y posiblemente, una de las más grandes de toda Latinoamérica. Añadió que tenía como finalidad mantener los niveles de tensión para la explotación de energía que proviene del bajo Caroní y facilitar la distribución del centro hacia el occidente del territorio nacional.

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Planta Centro, Carabobo. (Foto: Archivo)

 




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