Dayrí Blanco | @DayriBlanco07

Melissa Pineda ya contaba más de media hora en la Autopista del Este. Vio el reloj al detenerse frente a un grupo de vecinos de El Trigal y marcaba las 2:35 p.m. No se molestó. Sacó su cabeza por la ventana y alzó su brazo izquierdo en señal de apoyo. Se quedó tras el volante esperando que pasaran los cinco minutos que los participantes del “trancazo” habían establecido para cerrar el paso de manera intermitente. Pero la represión de funcionarios de la Policía de Carabobo se impuso. Justo cuando ella estaba ahí comenzó un enfrentamiento que mantuvo la vía que conecta a Carabobo con otros estados del país. ¿La razón? La arremetida de los uniformados.

A las 3:10 p.m. apagó el carro y se bajó. Varios conductores habían hecho lo mismo. Conversaban entre ellos y se sorprendían al ver cómo jóvenes se defendían con piedras y cohetes de disparos que le hacían de frente de perdigones y lacrimógenas. “Ellos están en desventaja”, expresaba con temor Melissa. Los manifestantes estaban arriba del distribuidor, en el punto más visible del lugar. Los funcionarios, abajo, cerrando ambos sentidos de la autopista listos para atacar en una acción represiva que mantuvo la autopista cerrada por tres horas.

De manera simultánea, otro contingente de la Policía de Carabobo actuaba de la misma forma en Tazajal y Palma Real. Vecinos de ambas urbanizaciones estaban “plantados” en la autopista desde el mediodía como lo pautó la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Cerraban y abrían el paso en un canal. Esa fue su manera de sumarse a la protesta y de invitar a quienes transitaban por el lugar a que se unieran. Pero los uniformados no lo toleraron y reprimieron. Los vecinos se retiraron del lugar.

Mientras conversaba y veía el enfrentamiento. Melissa, quien seguía esperando para ir a casa de su hermana en San Blas, escuchó a un heladero advertirle a todos que si a las 4:00 p.m. seguía el paso bloqueado debían buscar la manera de devolverse porque “los malandros de Mañonguito, están acostumbrados a robar a todos los que están parados en el lugar”. Eso bastó para que todos se subieran a sus vehículos. Ninguno quería ser víctima del hampa.

Desde ahí, tras el vidrio de sus parabrisas observatorios a los policías correr hacia el distribuidor tras los manifestantes. Todos se vieron, se hicieron señas, prendieron los motores y avanzaron. Tuvieron menos de los cinco minutos reglamentados por los opositores para pasar. Los uniformados volvieron a instaurar un trancazo en la autopista que duró hasta las 5:30 p.m. en un enfrentamiento que dejó como resultado a un joven herido en la frente por una piedra que le lanzaron desde abajo.

La jornada de protesta en Carabobo se desarrolló con normalidad. La mayoría de las calles y avenidas estuvieron cerradas por la sociedad civil. Pancartas, pitos y banderas predominaban en cada punto. Conductores que se veían atrapados en el tráfico desistían de su idea de seguir su camino y se sumaban a la manifestación. A las 4:00 p.m. la mayoría de las principales vías se despejaron. En Naguanagua un grupo se resistía: “¿Y es que en cuatro horas Maduro va a dejar la Presidencia?”, insistía una muchacha en Naguanagua.




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