Dayrí Blanco | @DayriBlanco07

200 millones de dólares podrían marcar la diferencia para cerca de 900 trabajadores de FCA-Chrysler de Venezuela, cuya casa matriz decidió desconsolidarse financieramente de la empresa en el país por la deuda, que oscila ese monto, que le debe el Gobierno de manera acumulada desde 2003 cuando inició el control cambiario.

La preocupación de la nómina de la compañía es evidente. “Podría ser el comienzo del quiebre definitivo de la empresa”, expresó Christian Pereira, presidente de la Federación Unitaria de Trabajadores Automotrices, Autopartistas y Conexos (Futaac) y secretario general del sindicato de la ensambladora.

Esos 200 millones de dólares la transnacional ya los dio por perdidos, por lo que tomó la decisión de desconsolidarse financieramente la firma en el país. Dicho monto es el dinero que la empresa ha necesitado en los últimos 15 años para mantenerse operativa, aunque a baja capacidad, al no contar con divisas vendidas por el Estado, y se acudió a préstamos a su casa matriz.

se suma la pérdida de 60 millones de dólares anuales por la caída en la producción de la planta ubicada en Valencia

A esa deuda, se suma la pérdida de 60 millones de dólares anuales por la caída en la producción de la planta ubicada en Valencia, donde actualmente no existe cronograma de producción y al menos 700 trabajadores permanecen en su casa desde el mes de noviembre bajo la figura de “permiso remunerado” y cerca de 100 personas están en planta realizando labores de seguridad industrial.  

La propuesta de reactivación del sector mediante el rescate del transporte público, a pesar de haberse realizado innumerables propuestas, aún continúa sin concretarse y se les da la espalda al importarse centenares de unidades Yutong.  Stalyn Pérez, integrante de la Futaac, señaló que a pesar de haber sido una promesa de campaña del gobernador Rafael Lacava, reunirse con el sector laboral de la industria automotriz “aún no se ha concretado ni siquiera el cumplido de una comunicación enviada desde el despacho regional”.

El panorama del ensamblaje en el país no apunta ser mejor que en 2017, cuando únicamente se produjo 1,5% de la capacidad que tienen las industrias y General Motors cerró operaciones, la productora de buses Encava se detuvo; y las estatales Chery y Civetchi no han fabricado un carro.

A esto se le suma que las empresas  de pintura y autopartistas asociadas a esta industria, o cerraron sus puertas como es el caso de Axalta, mientras que algunas se encuentran en una agonía productiva.   

 




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