(Cortesía)

Rafael Díaz, de 35 años, fue asesinado a golpes y tubazos por otro paciente en el hospital psiquiátrico de Lídice, parroquia La Pastora.

Díaz era vigilante privado y desde que recibió un disparo en la cabeza hace seis años quedó con limitaciones físicas y cognitivas. Sufría de amnesia, lagunas mentales, y tenía dificultades para desplazarse ya que perdió la movilidad del lado izquierdo (brazo y pierna).

El lunes 19 de agosto, durante el almuerzo, un paciente crónico lo atacó a golpes y tubazos con una pieza metálica que sacó de una cama y Díaz quedó mal herido. Inmediatamente fue recluido en la emergencia del hospital y dos días más tarde falleció.

Sus familiares se enteraron tres días después, porque una enfermera los llamó. Díaz estaba recluido en el psiquiátrico bajo la figura de un caso social, porque carecía de recursos económicos y sus familiares no podían atenderlo. Los parientes con los que vivía, se fueron del país y los que quedaron no lo visitaban con mucha frecuencia.

En una oportunidad les sugirieron en el hospital que debían llevárselo, pero ellos no tenían las condiciones económicas ni la logística para mantenerlo. Viven fuera de Caracas.

A raíz de las secuelas que le dejó el disparo, Díaz tuvo un proceso de varios meses en rehabilitación y finalmente no utilizaba bastón.

El hombre que lo agredió es un enfermo mental muy violento, que anteriormente atacó a una enfermera. Les dijeron que el hombre no responde al tratamiento.

En el hospital no hay personal suficiente, ni medicamentos, los pacientes comen arroz, pasta y granos.

En un reportaje publicado hace dos meses por el medio digital Crónica Uno, se muestran fotografías de las condiciones del hospital.

Los pacientes duermen al lado de sus heces y orina. No hay antidepresivos ni medicina para los psicóticos. Hay letreros en las paredes, escritas con excrementos. No hay vigilancia privada.

Anteriormente se encargaban “los colectivos”, pero ya no van y el personal médico, enfermeras y obreros trabajan bajo riesgo de muerte, ya sea por parte de los pacientes como de la delincuencia.




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