Este próximo sábado llegará a los altares la madre Carmen Rendiles Martínez, en una fiesta religiosa que se celebrará en el estadio de béisbol de la Universidad Central de Venezuela. La monja, que pertenecía a la congregación Siervas de Jesús, será la primera caraqueña y la tercera venezolana en ser beatificada, luego de la Madre María de San José en 1995, y la Madre Candelaria de San José en 2008.

La misa comenzará a las 10 de la mañana y será oficiada por el enviado especial del papa Francisco, el cardenal Ángelo Amato, prefecto de la congregación para las Causas de los Santos.

“Sera un elemento, entre tanta adversidad, que nos ayudará a unirnos en torno a Jesucristo. Los venezolanos podemos y debemos ir por el camino de la santidad”, manifestó el arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa Savino.

“Vamos a festejar la vida de una mujer extraordinaria que tendrá el honor de los altares”, agregó Urosa Savino, acompañado por el obispo auxiliar de Caracas, monseñor Tulio Ramírez, la Madre María Eugenia de la congregación Siervas de Jesús y otros representantes de la Iglesia católica.

Desde las siete de la mañana, el estadio abrirá sus puertas para a recibir feligreses, los cuales provendrán de la capital y ciudades aledañas. A las 8:30 am habrá música y una ambientación previa a la ceremonia. Se espera que el acto culmine al mediodía.

La curación milagrosa

El decreto de la beatificación por parte del papa lo realizó el pasado 19 de diciembre.

Y de acuerdo con las pautas del vaticano, para que un milagro sea aprobado debe tratarse de un hecho para el cual no exista explicación científica.

El evento ocurrió el 20 de mayo de 2003. Trinette Durán de Branger, médico del Hospital Miguel Pérez Carreño, durante una intervención quirúrgica recibió una descarga eléctrica en su brazo derecho. Luego de un fuerte dolor, su brazo quedó inmovilizado y debía someterse a una cirugía que no le garantizaba la recuperación de la movilidad.

La especialista esperanzada y llena de fe fue al Colegio Belén de las Siervas de Jesús. Allí, frente a un cuadro de la Madre Carmen pidió por la curación de su brazo. De pronto, un rayo de luz salió del retrato, desbordó la habitación y alcanzó su hombro; ella perdió la conciencia.

Durán ha expresado que luego recobró completamente la movilidad de su miembro mediante el milagro obrado por Rendiles, quien curiosamente nació sin su brazo izquierdo.




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