Otra de las nuevas facetas que cobra un valor importante en la vida de los adolescentes es su forma de alimentarse.

Como hemos acotado en otras ocasiones, la adolescencia es un periodo donde se suceden grandes cambios,  grandes ajustes, lo que requiere entonces una mayor producción de energía por lo que en su gran mayoría y sobre todo en los varones se produce un aumento importante del apetito con la finalidad de adecuarse a sus nuevas necesidades.

Una vez más existen grandes diferencias entre ambos sexos, en la forma y la concepción de cómo ven los alimentos.

En el caso de los varones, nos sorprende como de la noche a la mañana comienzan a tener un apetito insaciable, quieren comer a cada momento, incrementando básicamente su ingesta de proteína animal (carne, pollo, pescado, así como derivados lácteos). En ocasiones pareciera que en lo único que piensan es en comida y pueden llegar al extremo de desesperarnos.

En relación a las hembras, sus necesidades energéticas son un poco menor, aun así también en ellas se produce un incremento de la ingesta pero en menor cuantía.  Además,  en su búsqueda de la belleza y de mantener la figura prefieren no ganar peso y por lo general tienen dieta más  balanceada y saludable.

Otra de las características importantes en esta etapa con respecto a la alimentación, es que incorporan nuevos alimentos y preparaciones en su diete diaria.

Esta nueva forma de comer, tiene que ver no solo con sus necesidades biológicas, sino también con su nuevo contexto social.

Salir con los amigos o las amigas a comer se convierte un inmenso y agradable espacio de convivencia, donde no solo disfrutan de una buena compañía con conversaciones inagotables, sino que además satisfacen el deseo y la necesidad de comerse algo rico en una atmosfera diferente.

Esta nueva forma de compartir con sus pares les permite conocer un mundo nuevo y diferente, donde además de pasarla bien, encuentran la posibilidad de tomar decisiones, de degustar nuevos sabores y alimentos distintos, lo que les lleva a explorar espacios nuevos y hasta ahora desconocidos, permitiéndoles abrirse a  conceptos novedosos y diversas formas de sentirse complacidos.

Por otra parte comienzan a desarrollar nuevas habilidades sociales, ya que no solo se relacionan con los amigos, sino que se enfrentan a situaciones de vida nuevas para ellos, lo que les permite tener una conducta y proceder asertivos.

De esta forma nos damos cuenta que cada una de las situaciones nuevas de vida que se nos presentan con nuestros hijos adolescentes, si las vemos con una óptica mucho más amplia encontramos en cada una de ellas un gran océano de opciones que debemos tomar para generar cada vez mayores espacios de entendimiento y armonía.

Comer es uno de los más grandes placeres de la vida, permitámosle entonces que nuestros hijos sean parte de ese placer, y de que realmente lo atesoren y lo disfruten de una forma sana y en compañía de las personas con las que se sientan a gusto.

Una comida sabrosa y saludable se convierte en una experiencia sublime y enriquecedora sobre todo si lo compartimos con personas que nos aman y respetan y a los cuáles amamos y respetamos.

 

 

 

 

 

 




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