Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) habrían procedido a un allanamiento e intento de desalojo ilegal de un apartamento en la urbanización Valles de Camoruco, denunció el abogado Luis Cabrito.
El allanamiento está plagado de irregularidades, según el abogado. «Para haber un desalojo se necesitan canales regulares y un previo proceso en el que se le garantice a los afectados una vivienda provisional, lo cual toma tiempo, más de seis meses, y no como pretenden hacer contra esta familia, a la que la quieren sacar de inmediato».
Legalmente no es un proceso adecuado el que los cuerpos policiales realizaron, puesto que según lo estipulado en la ley se debe de llegar a un acuerdo entre las partes, ya que se se necesita un lugar seguro al que los desalojados puedan llegar, detalló el abogado. «Ademas hubo una evidente violación a la propiedad, a la que entraron a la fuerza y perturbaron a la menor de edad y a los demás habitantes tras las visitas los días sábado y domingo».
Yoselin Penzo tiene 23 años. Ella vive en el apartamento desde hace seis años. En la residencia habitan más personas. Un mujer llamada Mayra Osorio, su hija de 16 años y su esposo. Estos últimos no se encontraban cuando el pasado viernes tres personas ingresaron al departamento tras forzar la puerta y tomar propiedad de la vivienda, pero sí en las sucesivas y repetitivas irrupciones a la vivienda. Los presuntos allanadores alegaban, según Penzo, que esa casa ya no era suya, pues había sido vendida.
El apartamento pertenece al padrastro de la joven, casado con su madre desde hace 14 años y los últimos dos separados. Osorio y Penzo acusaron a Nadia Rosales, actual pareja del padrastro Leonardo Chumatsko, extrabajador del Seniat, de comandar el allanamiento.
Los hechos ocurrieron a las 11:00 a.m. y se han repetido incluso hasta este lunes. Desde ese viernes un extraño vive en la casa. Se acuesta en los muebles y acosa a las mujeres, entre esas a la menor de edad, a la que le toca la puerta en la noche para asustarla, dice Penzo.
Osorio añade que el hombre hace guardias y en algún momento entra otro hombre para hacer el turno. Uno de los sujetos que invadió su casa hace sus necesidades fisiológicas en una botella de agua y las deja tiradas a la vista de todos.