Pablo Francisco Gómez Moreno (31) murió el lunes en un presunto enfrentamiento con funcionarios de las Faes (Fuerzas Armadas especiales) de la PNB, tras ser sacado con vida de su residencia, en el barrio El Guanábano, Las Adjuntas, parroquia Macarao, carretera vieja de Los Teques, y ayer sus parientes hacían los trámites para obtener una ayuda por no contar con los recursos para pagar los gastos funerarios.

“Una funeraria nos pedía entre 600.000 y 700.000 bolívares, conseguimos otra en 400.000, pero seguía siendo muy caro. Afortunadamente logramos apoyo en la alcaldía y con lo que nos ahorramos podremos hacerle a mi sobrino un funeral decente, velarlo y darle cristiana sepultura”, dijo Miguel García.

Ajusticiado

García relató que eran las 6 de la mañana cuando los funcionarios de las Faes “entraron arbitrariamente a la vivienda”, mataron a un joven de 22 años, de nombre Keiver, amigo de Pablo, y a este se lo llevaron herido. Mientras bajaba caminando por las escaleras 5 de Julio, Pablo le hizo señas a un hermano y para llamar la atención gritaba que estaba vivo y lo iban a matar.

El cadáver de Pablo fue ingresado a las 9:30 de la mañana al hospital Miguel Pérez Carreño, desde el cual hay un trayecto que en solo media hora se realiza hasta Las Adjuntas.

-No me importa denunciarlo, porque ya son demasiados casos, mi sobrino fue ajusticiado, ese es un grupo exterminio.

Pablo nunca estuvo detenido, no lo solicitaba ningún tribunal ni cuerpo policial. Keiver había estado preso y se encontraba bajo presentación.

A Pablo lo bajaron hasta la parada de autobuses, los funcionarios estaban encapuchados, amedrentaron a los vecinos y los llamaban chismosos para que no vieran lo que pasaba.

Pablo vivía con su padre, su pareja y su hijo de 9 años. A la mujer también se la llevaron, la ruletearon y la dejaron abandonada en Ruiz Pineda.

-No hubo enfrentamiento, las víctimas no tenían armas, los vecinos vieron cuando echaban tiros al aire.

Miguel García. (Cortesía)

Urnas de cartón

Debido a la crisis que agobia a los venezolanos y las dificultades para cubrir los altos costos de un entierro, los dueños de funerarias han tenido que recurrir a urnas artesanales, elaboradas con materiales menos costosos para hacer accesible el servicio.

Freddy Méndez, dueño de funeraria, trasladaba varias urnas, confeccionadas en tablilla (especie de cartón grueso) en los laterales, con madera en la base y la tapa, pintadas de marrón, para abaratar los costos a familiares de escasos recursos.

Con este tipo de urnas  el funeral tiene un valor de 180 mil soberanos. El cajón mide 1.80 cms de largo, 60 de ancho y 50 de alto.

Hay otros servicios a un costo entre 380 mil y 450 mil soberanos, con urnas elaboradas en MDF, pero este el material cede en su base, debido al peso y la segregación de líquido del difunto, por lo que la opción de la madera es más recomendable.

Un servicio funerario tradicional, con urna metálica, pintada y decorada, oscila entre 850 y 950 mil bolívares soberanos, que la mayoría de los familiares no están en capacidad de costear.




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