En medio de la pandemia por la COVID-19, entre las comunidades de capital carabobeña se ha popularizado cada vez más una peligrosa práctica para paliar la falta de agua potable. Se trata de la creación de tomas artesanales de agua o pozos profundos, sin la realización de estudios geofísicos y químicos previos, potenciando así los riesgos de contaminación e interferencia entre los pozos ya existentes.
Según una encuesta sobre las condiciones de los servicios públicos realizada por la ONG La Gente Propone en ocho de las nueve parroquias que conforman Valencia, el déficit en la cantidad y calidad del suministro del agua resultó ser uno de los factores que más ha impactado a la población: en abril, 92% reportó fallas y solo 8% señaló contar permanentemente con el servicio.
La consulta reveló que del total de los que reportaron fallas en el suministro de agua potable, alrededor de 18% buscó solventar el problema a través de perforaciones artesanales de pozos profundos en sus viviendas, sin las evaluaciones de salubridad pertinentes. Para el coordinador de La Gente Propone, Calarcá Mejías, se trata de una práctica alarmante que podría poner en riesgo la salud de los ciudadanos.
“A través de este estudio observamos que 82% de los encuestados se quejó de la mala calidad del agua. Nos decías que a sus hogares llegaba un líquido con olor fétido, color amarillento turbio y, además, al dejarlo reposar presentaba un masa de sedimento en el recipiente”, detalló Mejías.
Otra de las fallas evidenciadas a través del sondeo fue el bajo el porcentaje de las comunidades a las que les llega agua permanente. El mes pasado apenas 8% indicó que tuvo el servicio de forma constante, mientras que en lo que ha transcurrido de mayo, solo 3%. Por otro lado, en abril 67% reportó racionamientos de entre cuatro o cinco días a la semana.
El origen del problema
La organización apuntó mediante una nota de prensa que el origen del problema de la calidad del agua inicia en el embalse Pao Cachinche, principal fuente de abastecimiento de agua potable del área metropolitana de Valencia, y de otras poblaciones de Carabobo y Aragua. Allí desembocan las aguas contaminadas del Río Cabriales y del Lago de Valencia, las cuales van hacia la planta de tratamiento Alejo Zuloaga.
Pero las condiciones de la planta de tratamiento no son alentadoras. Sus unidades de sedimentación y filtrado no están diseñadas para el tratamiento de aguas altamente contaminadas como las provenientes del Río Cabriales y el Lago de Valencia. Por este motivo, de la capacidad instalada para seis mil litros por segundo de agua apenas se está generando dos mil 500, agregó La Gente Propone.
Estas profundas deficiencias en la distribución y calidad del agua impiden que los valencianos puedan lavarse las manos constantemente, tal como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevenir la propagación del nuevo coronavirus. Según la ONG, los ciudadanos manifestaron preocupación por no poder llevar una correcta higiene personal y del hogar.
La Gente Propone es un proyecto impulsado por el Grupo Social Cesap y su asociada A.C. Casa del Nuevo Pueblo. En conjunto desarrollaron el Observatorio Ciudadano de Políticas Públicas Municipales, presente en 12 municipios de Venezuela, con el fin de fortalecer la capacidad organizativa y de gestión de los ciudadanos.
Saúl Jiménez Beiza, presidente de A.C. Casa del Nuevo Pueblo, explicó que en el caso de esta reciente consulta realizada en Valencia, fueron abordadas aproximadamente 116 comunidades entre las que se encuentran: Fundación Mendoza, Barrio 13 de Septiembre, Trigal Sur, Lomas de Funval, Ricardo Urriera, Prebo, Altos de Guataparo, Atlas, Candelero, entre otras.
