Dentro de todos los disparates o masburradas a que nos tiene acostumbrado quien funge de presidente de la República esta reciente afirmación de que o hay constituyente o habrá guerra, creo que es una de las más infelices. La misma lo retrata de cuerpo entero. Quien se dice ser demócrata, que habla permanentemente de amor el mismo se desenmascara con esa afirmación. Su cerebro no le permite otra salida que o le aceptamos el llamado a esa inconstitucional constituyente o nos vamos a una guerra. Yo le diría ni constituyente ni guerra. Y es que nadie ni su propia gente, excepción hecha de aquellos que están en la picota internacional por narcotraficantes, corruptos y violadores de derechos humanos, comparten esa tesis de la constituyente y mucho menos embarcarse en una guerra que nadie quiere y que no es posible.

Lo que creo, sin pecar de exceso de optimismo, es que el gobierno de Maduro está en sus últimos días. Y él y sus secuaces lo saben. No cabe otra interpretación cuando ante la grave y profunda crisis que atraviesa el país desde hace ya bastante tiempo, además de la brutal y criminal represión desatada en estos días se le ocurre la “genial” idea disque “para lograr la paz” llamar a una constituyente a título personal, pasando por encima de la propia constitución y rebuscando interpretaciones leguleyescas que solo un TSJ como el actual le ha podido suministrar. Con unas bases comiciales que ni el más estúpido, gafo, bobo, idiota o pendejo se las cala. Ni jurídica ni políticamente es una salida viable a la crisis. Es simplemente tratar de apagar un incendio lanzándole un barril de gasolina a la candela. Y todo esto indica que al no conseguir otra salida porque sus neuronas se le quemaron inventa esta que él piensa que le puede ganar tiempo y que a lo mejor alguien compraría. Craso error. Grande equivocación. Por eso lo dicotomía de constituyente o guerra.

No Nicolás, ya nadie tiene miedo. El hambre, la escasez, la falta de alimentos y medicinas, la inseguridad, los atropellos de tu gente, las violaciones de todos los derechos, la corrupción, la incapacidad, la estupidez, la sumisión a Cuba, han logrado que se pierda el miedo. Por eso los más de dos meses de la gente en la calle.

Mientras las manifestaciones y protestas de la oposición se hacen más nutridas, más generalizadas en toda la geografía nacional, más heterogéneas a pesar de la brutalidad y represión desmedida de la GNB y la PNB y la suma de heridos y fallecidos, tus llamados a apoyar tu constituyente se hacen más escuálidas, por más obligación que se les imponga a los funcionarios públicos y se pague a malandros colectivizados. La gente, el pueblo, perdió el miedo, y ahora hasta altos funcionarios, otrora del proceso, también lo han perdido. Entendieron que de lo que se trata es de impedir que se imponga el comunismo a la cubana. Perdiste la calle y pronto perderás el gobierno.

Lo que viene es un nuevo gobierno. Un nuevo amanecer. Un retorno a la democracia civil. Un arranque del país hacia un destino mejor. Un retorno de los exiliados y de nuestros hijos y nietos. Un abrir de rejas carcelarias. Lo que se avecina es una Venezuela de paz, alegre, trabajadora, productiva, de futuro para todos. Una Venezuela sin odios, que después de haber padecido, sufrido esta pesadilla nunca jamás creerá en mesías, en militares golpistas, en comunistas. Nicolás ni constituyente ni guerra. Solo te queda renunciar o huir.




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