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Cuba debate la aprobación de una nueva Constitución que permitirá la generación de riqueza privada en su economía socialista dejando de lado a la «sociedad comunista» y abriendo paso a mayores derechos ciudadanos, como el matrimonio igualitario.

Desde este sábado, la Asamblea Nacional (legislativo) evalúa un proyecto de nueva Carta Magna, que debe votar a más tardar el lunes, para luego llevarla a un referendo nacional.

«¿Ha cambiado el modelo socialista cubano? No ha cambiado en sus principios. Los conceptos fundamentales de nuestro socialismo están ahí (…) El papel del Partido Comunista, de la economía estatal, de la propiedad socialista, está incólume. Pero sí se necesita hacer una transformación», dijo Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado, al explicar los cambios propuestos.

La Constitución de 1976, que será reformada, habla en su artículo 5 que el gobernante y único Partido Comunista de Cuba (PCC) «organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista». Sin embargo, en este nuevo proyecto, la parte referida a «sociedad comunista» será retirada.

«Claro que tenemos que hacer ajustes. Y ese es el resultado de este proyecto, porque la sociedad ha cambiado y la economía ha cambiado y eso tiene que tener un reflejo en la constitución», agregó Acosta, quien escoltaba al presidente cubano Miguel Díaz-Canel en la mesa desde donde se dirigía el debate.

Abajo, en la sala, Raúl Castro participaba como miembro de la Asamblea Nacional. Castro, quien se mantiene como primer secretario del PCC, lideró junto con Díaz-Canel la comisión de reforma constitucional.

-Propiedad Privada-

La normativa reconoce al mercado, a la propiedad privada y a la inversión extranjera como parte de la economía del país, en vías de reforma hace casi una década.

«El reconocimiento a la propiedad privada es una apertura a la inversión extranjera pero fundamentalmente es una apertura ideológica en lo interno. Se trata de pensar la economía cubana como mixta, con posibles integraciones de los diferentes sectores estatal y privado», dijo a la AFP el analista político cubano Arturo López-Levy, profesor de la Universidad de Texas-Rio Grande Valley.

Las reformas económicas, que Raúl Castro inició en 2008, tienen como meta alcanzar un modelo de país independiente, soberano, socialista, democrático, próspero y sostenible, según sus lineamientos.

Actualmente, el trabajo privado, que en Cuba se conoce como «por cuenta propia», representa a 591 mil personas y al 13% de la economía del país. «No se puede desconocer el papel del mercado. La propiedad privada, como resultado de los ajustes de nuestro modelo económico y social, existe», agregó Acosta y explicó que esto puede dar paso al reconocimiento legal de la pequeña y mediana empresa.

Todo ello, sin renunciar a la capacidad regulatoria de dirección y control del Estado, detalló Acosta, quien admitió que esta inversión dará paso a la generación de riqueza. «No es la riqueza, que se vincula a la prosperidad, lo que hay que limitar, sino la concentración (de riqueza)», consideró. Por ello, las nuevas leyes permitirá a los ciudadanos tener como máximo una sola licencia para abrir un negocio.

-Matrimonio igualitario-

La Constitución también allanará el camino para el matrimonio entre personas del mismo sexo, una importante demanda de la comunidad LGBT.

En su artículo 68, el proyecto define el matrimonio como la unión concertada «entre dos personas (…) y no dice de qué sexo», explicó Acosta. De este modo, modificaría a la actual Carta Magna que limita el matrimonio a «la unión voluntaria concertada de un hombre y una mujer con aptitud legal para ello».

«Es un acto de justicia que refuerza esos principios de humanismo, de equidad, y (que busca) evitar esa discriminación que por distintas razones y durante tiempo se ha padecido», añadió Acosta. Subrayó que la nueva «Constitución no podía eludir este asunto» y ahora la Asamblea deberá legislar luego sobre ese tema.

-Primer ministro-

La nueva Constitución instituirá la figura del presidente de la República -actualmente es presidente de los Consejos de Estado y de Ministros- y surgirá el cargo de primer ministro.

También limita la edad máxima para postular a la presidencia a 60 años, y deja sobre el papel que el mandato presidencial es de 5 años, con derecho a una reelección inmediata. Los antecesores de Díaz-Canel (58 años), Fidel y Raúl Castro, dejaron el poder ya octogenarios.

«En el contexto de la izquierda latinoamericana, la limitación del período presidencial tiene implicaciones pues cuando líderes radicales en Nicaragua, Venezuela, y Bolivia optan por la cuestionable reelección indefinida, y en China, el presidente Xi Jinping también trata de perpetuarse, Cuba aparece de vuelta de esa tendencia», consideró López-Levy.




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