Hoy miércoles 19 de abril de 2017 se está llevando a cabo la tan anunciada manifestación de protesta; no de la oposición sino más exactamente del pueblo venezolano. No será el final del régimen, pero como los buenos boxeadores  minará sus fuerzas. Resistencia, perseverancia y amplitud, son elementos fundamentales. La independencia del dominio español no se logró el 19 de abril de 1810 sino una década después de muchas luchas, de caer y volver a levantarse.

Los protestantes que manifiestan la desaprobación del régimen de Maduro corren el riesgo de ser asesinados, heridos o hechos presos. Sin embargo, los opresores del oficialismo están en una muy crítica encrucijada. Mucho más comprometedora para ellos que los amenazados por las armas de una casta militar de dudoso patriotismo.

Esta acción de calle será más fuerte que la marcha del primero de septiembre del año pasado; que por cierto dejó frustrados a los partícipes a pesar de que todo se llevó en una paz total. Quizá esa concordia fue la causa de la frustración. Hoy hay un pueblo entramado con su dirigencia política dispuesto a jugárselas al margen de sus consecuencias.

Ante estos escenarios, donde no hay posibilidades de echar para atrás, el gobierno se encuentra en el disparadero de perder de todas, todas. Me explico, si el gobierno permite que los opositores logren sus objetivos y rebasen las barreras militares y policiales, eso sería un golpe al plexo solar que un organismo insano no puede soportar por mucho tiempo. Si el régimen hace uso de las armas para contener el avance del pueblo y por consiguiente se produjera un número substancial de muertes y heridos, púes, las derivaciones de esos hechos genocidas se ventilarán, aunque se note utópico, en las Fuerza Armada Nacional y en los organismos internacionales que desde hace varios meses nos siguen desde sus “calidoscopios”.

No tengo dudas que ella será una concentración abrumadora, despojada de miedo. Dispuesta a cumplir sus objetivos: elecciones, libertad de presos políticos, respeto a la Asamblea Nacional y destitución de los siete magistrados de la Sala Constitucional.

Finalmente, al margen de lo que acontezca este día, nuevamente volverá a partirse la historia política contemporánea venezolana en un antes y un después de este moderno 19 de abril de 2017. Se acentuará la resistencia y se agudizará la crisis económica frente a un país inconsistentemente blando.

garciamarvez@gmail.com

 

 

 

 




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