Dianca
Foto: Dayrí Blanco

Los rastros del abandono siguen ahí. Entre el monte que contrasta con los trabajos en los barcos, en las paredes con grietas que parecen gritar que necesitan mantenimiento y en las embarcaciones que se deterioran en el mar por el impago que tiene sus labores paralizadas. Es así como Dianca trata de seguir ondeando su bandera del mejor astillero del mundo al intentar renacer entre sus ruinas.

Fue en las décadas de los 80 y 90 cuando esta empresa demostró todo su potencial con la construcción de 43 buques, de los 69 que tienen contabilizados hasta la fecha. En 2018 comenzó la debacle al trabajar a 16,8 % de su capacidad, con la mayoría de sus equipos inoperativos.

El éxodo de mano de obra calificada, la falta de inversión y la paralización de gran parte de las actividades económicas del país se retrataba en Diques y Astilleros Nacionales (Dianca), una de las más prósperas compañías que había tenido Puerto Cabello.

Aún no está al 100 %. Según datos del presidente de la estatal, el contraalmirante Luis Enrique Castillo, actualmente está a 68,2 % de su capacidad instalada.

Obsolescencia en equipos

El problema es evidente. Maquinarías viejas, sin sistemas de automatización, algunas llenas de polvo o cubiertas con lona que develan que no son utilizadas, es parte de lo que se ve en los 17 mil metros cuadrados del taller principal de Dianca.

Ellos cuentan con todo lo necesario para cumplir con sus labores, pero con tecnología de hace 70 años. “Nuestros equipos están en la quinta generación y otros países como Corea y los países escandinavos están en la onceava generación, en cuanto a software”.

Los resultados de este atraso se reflejan en los tiempos de construcción de embarcaciones. “Con la nueva tecnología solo se tienen que ingresar algunos datos en el sistema y sale el plano. Aquí mis ingenieros tienen que hacer cálculos manuales. Es como tener un Excel 2003 mientras que el resto del mundo tiene la versión 2010”.

La realidad de Dianca

Para quienes no son especialistas en el tema naval, ver embarcaciones en el agua puede ser sinónimo de que todo marcha bien. Pero en un astillero, que estén por meses, incluso años, es un mal presagio.

En Dianca son varios los remolcadores que están en esa situación. “Como no pagan las reparaciones los lancé al mar”, expresó el presidente de la empresa. Ahí se deterioran, pero que estén ocupando un puesto de varada no es rentable.

Por eso es que se ven varios barcos de este tipo a un lado del área de mantenimiento de carena, entre los que hay algunos con el logo de PDVSA.

También está el primer mega yate construido en el mundo con el diseño de Henry Ford. “Aquí estuvo Kennedy Con Marilyn Morroe y este barco ha firmado tres películas en Hollywood, como una de los X- Men en la escena que se ve que levantan un barco, es este. El dueño tiene mucho dinero, lo trajo a reparar pero no ha pagado, y hasta que no pague no se termina”.

El contraalmirante detalló que esta embarcación tiene tres años en el lugar y va a intentar negociar para que se quede como forma de pago y recuperarlo como museo.

El ferry Virgen de Coromoto, que viajaba en modalidad express hacia la isla de Margarita hace varios años, está en Dianca. “Vino por mantenimiento, tiene los motores dañados y por el bloqueo no nos han vendido los repuestos”.

Proyectos navales

Pese a todas las adversidades, este ha sido un buen año en Dianca. Tras tocar fondo en 2020 cuando llegó la pandemia y solo repararon siete buques, hasta agosto de 2021 ese número es de 20.

Castillo insistió que todo se ha logrado por autogestión. “Cuando yo llegué aquí (en marzo de 2019), me dijeron que no había ingresos, y yo no podía destinar recursos para reparar equipos si no tenía para la nómina. Aquí se compraba hielo y más nunca se compró porque tenemos dos máquinas, el transporte lo redujimos, se hizo campaña de economía y ahorro y con esos recursos recuperamos montacargas y grúas, una estaba parada solo por un sensor y había máquinas que solo necesitaban apretarles un tornillo y contrataban a otra empresa para eso”.

A todo esto se ha sumado una serie de proyectos. Ya en Dianca se construyó la primera lancha del país con aluminio naval hecho en Venezuela, que permite abaratar costos al prescindir de la importación. Ya hay varias instituciones interesadas en esto y han realizado sus pedidos.

También está en planes una lancha multipropósito para servicios generales, una de transporte masivo, otra de pilotaje – pasajero y una hidrodeslizadora.

El reciclaje como apuesta

La cantidad de chatarra impresiona en Dianca. Hay un buque cuya estructura permite descifrar que está totalmente convertido en nada. Es parte de lo que en el lugar llaman el proceso de destino final de la embarcación.

En algunos casos se aprovecha como materia prima de acero naval, en otros simplemente se destina para que los trabajadores se dediquen a la artesanía realizando esculturas.

Es así como los motores, otras piezas grandes y pequeñas de los barcos y hasta las herramientas  se  convierten en lo que es más visible en el lugar: obras en forma de león, mono, elefantes y otras figuras.

En proyecto tienen la construcción de un robot de más de 30 metros de altura para instalarlo en la montaña, y la colocación de varias piezas de buques para crear el paseo naval.

De esta manera, el que fue el mejor astillero del mundo aspira renacer entre sus propias ruinas, esas que persisten como recordatorio de lo que no debe ser

 

 




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