El ministro de Educación de Serbia, Branko Ruzic, dimitió este domingo pocos días después de que un alumno de 13 años de una escuela de Belgrado matara con una pistola a ocho de sus compañeros y a un guardia, e hiriera a otras siete personas.
Esta tragedia, que sacudió el país balcánico el 3 de mayo, fue seguida el día siguiente con otro tiroteo perpetrado por un joven de 21 años, que mató a disparos a ocho personas e hirió a 14, en su mayoría también adolescentes y jóvenes.
En la carta de dimisión «irrevocable» que presentó a la primera ministra, Ana Brnabic, el ministro afirma que ofreció su dimisión todavía el mismo día en que ocurrió la «tragedia cataclísmica», informaron hoy las emisoras locales.
Ruzic asegura que «llevará de por vida, como un sello sobre su alma, las imágenes dramáticas de los acontecimientos en la escuela, las lágrimas derramadas al expresar el pésame a los padres desconsolados de las víctimas».
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Miles de ciudadanos pidieron la dimisión de Ruzic al reunirse ante la escuela primaria «Vladislav Ribnikar» de Belgrado después de la tragedia, indignados porque atribuyó el crimen a los «valores occidentales».
«Serbia, lamentablemente es parte de ese mundo en que este tipo de cosas ocurren con cada vez mayor frecuencia. Es evidente la influencia cancerígena, fatal, de Internet, de los videojuegos, de los llamados valores occidentales, y está claro que es necesario un gran cambio de rumbo», dijo Ruzic tras la masacre en la escuela.
La oposición y los medios independientes lo acusaron de haber aprovechado la tragedia sin piedad respecto a las víctimas para promover sus posturas anti-occidentales.
La oposición pro-occidental ha anunciado para este lunes una protesta ante el Parlamento en Belgrado bajo el lema «Serbia contra la violencia» para pedir la dimisión de varios ministros entre otras reivindicaciones.