agua
El cráter está ubicado al final de la avenida Lisandro Alvarado, justo al lado del hotel Las Tejas. (Foto: Kevin Arteaga González)

Los habitantes de las comunidades cercanas a la avenida Lisandro Alvarado, al sur de Valencia, viven un drama paradójico. Desde hace aproximadamente dos años padecen una aguda escasez de agua que los obliga a cargar tobos y bidones para abastecerse del líquido, mientras que en la entrada del callejón que da acceso a sus urbanismos hay una tubería rota por donde se desperdician miles de litros de agua limpia.

Con el paso del tiempo, ante la inacción de Hidrocentro, el bote de aguas blancas adyacente al hotel Las Tejas, al final de la Lisandro Alvarado, socavó el asfalto hasta convertirse en un hueco de grandes dimensiones al que niños de los sectores Buen Samaritano, Los Próceres, Bolivariano, Guacamaya A y E, Brisas del Valle, entre otros, acuden a diario para echarse un chapuzón como en cualquier piscina.

Durante estos días de asueto por Carnaval ese punto se convirtió en una especie de centro recreativo para los pequeños, quienes no son conscientes del peligro al que se exponen: el agua podría socavar aún más la tierra y aumentar la profundidad del hueco. Muchos lo hacen por diversión, pero también por necesidad. Al no contar con agua en sus casas, aprovechan para asearse allí.

Algunos niños acuden al pozo con jabón para asearse. (Foto: Kevin Arteaga González)

Se trata de un problema que solo ha empeorado las condiciones de vida de los ya empobrecidos sectores aledaños, en los que incluso fueron construidas varias de las denominadas petrocasas que entrega el gobierno. “Aquí había bastante agua siempre, pero desde que está ese bote de agua ha escaseado mucho”, dijo a El Carabobeño Ana Cecilia Romero, quien vive en el Barrio Bolivariano, a unos 200 metros del cráter.

Según Ana, hace dos años la tubería estaba “medio sellada” y el hueco no era tan grande. Sin embargo, de un momento a otro se volvió a romper por la presión de agua “y bueno, tú ves ahora lo que hay, una piscina prácticamente”. Desde que colapsó la tubería tanto a ella como al resto de sus vecinos les toca abastecerse en una toma irregular cercana, donde el agua ni siquiera llega de forma constante.

“Queremos soluciones, porque ya se han hecho los reportes y todavía estamos en esta misma situación. Ahora la gente tiene que cargar agua todo el tiempo”, expuso.

El día a día se les va en buscar agua en las tomas irregulares. (Foto: Kevin Arteaga González)

Yonalber Peraza también es habitante del Barrio Bolivariano. Aseguró que aunque el bote de agua en la entrada del callejón es el más visible y el que más los afecta, prácticamente toda la vialidad de esas populosas comunidades se encuentra destrozada debido a otras fugas de menor tamaño que tampoco han sido reparadas.

Están desesperados. A pesar de haber reportado la situación varias veces ante la Alcaldía de Valencia, la Gobernación de Carabobo e Hidrocentro, hasta la fecha ninguna de las instancias les ha respondido con soluciones concretas que le pongan fin al desperdicio del recurso y les devuelva el agua. “Lo que hacen es venir, toman fotos, graban videos, pero hasta ahí. No hay solución todavía”, reprochó Yonalber.

“Cuando llega poquita el agua (en las tomas irregulares), agarramos pipotes, tambores o lo que sea y los llenamos. Si no, hay que comprar el agua y he tenido que pedirle prestado a un vecino para comprarla”, agregó.

Así se encuentra el callejón que da acceso a las comunidades. (Foto: Kevin Arteaga González)

En estas más de seis comunidades el abandono gubernamental es total. El enorme hueco no es el único problema que padecen los vecinos. En la temporada de lluvias el agua arrastró ramas, escombros y desechos hasta el callejón de la entrada, por lo que desde hace varios meses quedó casi intransitable.

“En diciembre, antes de las elecciones, vinieron y nos prometieron que nos iban a mandar una máquina para mover todo eso. Nosotros los apoyamos creyendo que nos ayudarían”, señaló Yonalber. Pero una vez más fueron víctimas de las promesas vacías de los gobernantes. Ya han pasado más de dos meses desde el 6 de diciembre y todo sigue igual.




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