El secretario de la OEA Luis Almagro. (Foto Archivo)

La reelección de Luis Almagro como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) supone un respaldo a las políticas impulsadas por EE.UU. contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y reduce las opciones para el diálogo en una región cada vez más polarizada.

El día después de la elección de Almagro como secretario general hasta 2025 deja un panorama claro: menos diálogo, más retórica y la OEA como una «caja de resonancia» de las políticas internas de cada país y en la que Washington espera seguir «dirigiendo la orquesta», valoraron en declaraciones a Efe varias fuentes diplomáticas.

Almagro llegó a la OEA en 2015 aupado por la izquierda uruguaya del expresidente José Mujica (2010-2015) y con el aplastante apoyo de 33 de los 34 países del organismo.

Enseguida, su dura retórica contra Maduro generó desconfianzas, especialmente entre algunos países del Caribe que tienen buena relación con Caracas, y su apoyo fue menguando, aunque sigue siendo significativo como muestran los 23 votos que obtuvo este viernes.

Diez sufragios fueron a parar a la excanciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa, que recibió el respaldo de los Gobiernos izquierdistas de Argentina y México, mientras que su candidatura fue impulsada por Antigua y Barbuda y San Vicente y las Granadinas, dos de los países caribeños más cercanos a Maduro.

UN REFERÉNDUM ENTRE ALMAGRO Y MADURO

En declaraciones a Efe, el experto en política latinoamericana Bruno Binetti explicó que una victoria de Espinosa habría sido leída como un «triunfo diplomático» para Maduro, ya que habría servido para aliviar su aislamiento y hubiera supuesto un golpe para el líder opositor venezolano Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por medio centenar de naciones.

Algunos sectores de la política de la derecha latinoamericana se esforzaron en retratar a Espinosa como la «opción bolivariana»; pero, a juicio de Binetti, ese calificativo es «exagerado», puesto que ni siquiera recibió el respaldo de la figura izquierdista más importante de su país, el expresidente Rafael Correa (2007-2017).

El Gobierno ecuatoriano de Lenín Moreno, en el que Espinosa ejerció de canciller, tampoco apoyó su candidatura y se decantó por Almagro.

«Para Almagro y su gente, la elección era entre Maduro o Almagro», resumió Binetti, quien consideró que ese «escenario de polarización» fue lo que convenció a Perú para retirar a su candidato, el diplomático Hugo de Zela, que había abogado por una vía institucional favorable al diálogo.

NO HAY SITIO PARA EL CENTRO POLÍTICO

Como se demostró durante la campaña, la OEA es un reflejo del mapa ideológico de las Américas, donde la derecha ha ganado protagonismo con Donald Trump en EE.UU., Iván Duque en Colombia y Jair Bolsonaro en Brasil, mientras que la izquierda mantiene su fuerza con Andrés Manuel López Obrador en México y Alberto Fernández en Argentina.

«Todo está polarizado, la OEA también. El centro se colapsó y estamos viendo que no hay espacio para una postura más centrista», opinó el director del centro de análisis Diálogo Interamericano, Michael Shifter.

En opinión de Shifter, Almagro «está decidido a seguir y ampliar lo que ha estado haciendo con Venezuela desde que fue elegido en 2015, pero no está claro que haya tanto entusiasmo por su estilo», es decir, «la retórica agresiva» y los ataques en Twitter contra Maduro.

De hecho, tres países -Canadá, Argentina y Perú- ya han iniciado contactos con el Ejecutivo cubano para ver si es posible establecer un diálogo que facilite una solución diplomática a la crisis en Venezuela.

CUALQUIER DIÁLOGO DEPENDE DE LAS ELECCIONES EN EE.UU.

No obstante, el futuro de cualquier intento de diálogo en Venezuela dependerá del resultado de las elecciones en EE.UU., en las que Trump opta a la reelección y espera hacerse con el importante estado de Florida, donde tienen un peso crucial los votantes del exilio cubano, contrarios a Maduro.

Mientras tanto, en el bando demócrata, se están celebrando primarias para elegir quién se enfrentará a Trump en noviembre.

El exvicepresidente Joe Biden parte como favorito y ha prometido que será firme frente a Maduro, mientras que el senador Bernie Sanders quiere dar un giro de 180 grados a la política estadounidense hacia Latinoamérica, algo que podría acabar afectando a Almagro.

Será interesante ver si Almagro cambia su postura sobre Venezuela si un demócrata llega a la Casa Blanca, apuntó Binetti.

EE.UU. siempre ha tenido una gran influencia sobre la OEA: su sede está en Washington y aporta el 60 % de sus fondos. ¿Un cambio en la Casa Blanca supondría un cambio en la OEA y, por tanto, un cambio en la política regional hacia Venezuela? Estén atentos, pidió Binetti.




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