La testosterona es la hormona sexual masculina responsable de los cambios sucedidos en la pubertad. Tiene efectos androgénicos relacionados con los cambios sexuales (desarrollo de los genitales, aparición del vello corporal, engrosamiento de la voz), y efectos anabólicos asociados a crecimiento muscular, óseo, entre otros.

Durante muchos años, la testosterona y sus derivados sintéticos han sido utilizados de manera indiscriminada por los hombres, inicialmente fisicoculturistas, luego atletas de alto rendimiento, y ahora más por hombres jóvenes que acuden a los gimnasios. Este abuso se debe a su fácil acceso y disponibilidad, ya que se pueden adquirir sin la necesidad de un récipe médico, o incluso hasta por internet.

¿Qué consecuencias pueden traer? Los esteroides anabólicos sintéticos se crearon para potenciar el crecimiento de los tejidos musculares y óseos; sin embargo, ninguno de ellos está libre de influir sobre los tejidos sexuales: A mayor efecto anabólico, mayor efecto androgénico.

Lo que muchos no saben, son las consecuencias o efectos secundarios que pueden generar en el organismo. Para poder entender estas secuelas negativas, primero les explicaré cómo funciona. En nuestro cerebro, el hipotálamo y la hipófisis se encargan de regular la secreción de las hormonas que estimulan la producción de testosterona a nivel de los testículos. Al alcanzar niveles elevados de testosterona en sangre, ocurre una inhibición a nivel cerebral, disminuyendo la producción de testosterona a nivel de los testículos.

¿Y si me tomo la testosterona? Como expliqué, el eje hipotálamo-hipófisis-testículos es quien regula la producción de testosterona, y al encontrarse esta última elevada en sangre debido a su ingesta continua, provoca un desequilibrio intratesticular con la consiguiente disminución, no sólo en la producción de espermatozoides, sino en su maduración. Esto se traduce en infertilidad masculina prolongada pero reversible, en la mayoría de los casos.

Estos productos sintéticos pueden influir también a nivel psicológico, muscular, sexual. La agresividad, la depresión, la ansiedad; así como el acné, la calvicie, problemas hepáticos, y síntomas urinarios obstructivos bajos como consecuencia de un posible agrandamiento de la próstata secundaria al uso de estos medicamentos, son sólo algunos efectos. La disminución de la libido y la disfunción eréctil también se observan por su uso prolongado, especialmente una vez que se deja de usarlos, debido a la bajada brusca de testosterona en sangre, y se hace reversible, una vez que regresan los valores a su normalidad.

Antes de empezar algún tratamiento, siempre consulta primero a tu médico, nosotros te guiaremos hacia lo que más le conviene a tu salud! ¡Felíz Año!




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