"Yo estoy rezando para que esto termine pronto", manifestó. (Fotos: @martakhanna)

Tiene clara su misión, como quien se ha preparado desde siempre para cumplirla. Los seis primeros días del ataque de Rusia a Ucrania, junto a sus amigas se dedicó a cocinar y llevar la comida a parte de los soldados ucranianos que se encuentran defendiendo la capital, Kyiv. Pero a partir de este miércoles 2 de marzo su rol será uno radicalmente diferente: tomará un arma y se unirá al frente de defensa, como una soldado más. “Ahora me necesitan allí”, dijo. 

Marta Khanna tiene 35 años, es budista, bailarina y profesora de yoga. Durante toda su vida se ha dedicado a eso. Llevar su danza a diferentes ciudades alrededor del mundo y cultivar su paz interior. De manejo de armas sabe lo básico y del mundo militar conoce solo lo que su pareja, quien sirve al Ejército, le ha contado. Aún así, aseguró estar preparada incluso para el peor escenario al asumir la nueva tarea. 

En entrevista exclusiva con El Carabobeño, horas antes de incorporarse a las tropas, detalló que por la poca experiencia que tiene no trabajará con los grupos de combate, sino con los que se dedican a la defensa y resguardo de las zonas en las afueras de la ciudad. Allí el riesgo es alto, porque los rusos están cerca. “No puedo decir dónde es, pero es el sitio más importante, adonde sí o sí van a venir ellos”. 

Su cara, aunque luce cansada por las escasas tres horas que logró dormir la noche anterior y el trabajo intenso que había estado desempeñando a cargo de la comida de quienes ella llama “guerreros”, confirma sus palabras: está completamente segura del paso que dio, con todo lo que implica. Y su tono de voz, firme y confiado, lo ratifica.

Recordó cómo fue su primer encuentro con un arma: “Yo no quería, pero un día me fui a un polígono de tiro y me salió bien desde el primer intento”. El éxito de esa vez se lo atribuyó a que gracias al budismo y el yoga, siempre está calmada. Fue en ese momento cuando le dijeron que lo hacía bien y que estaba apta para defender

Siempre pensó que todos los retiros y prácticas budistas que ha realizado a lo largo de su vida tenían como objetivo hacerla una mejor persona, “pero ahora entiendo que todo lo que he hecho, ha sido para estar más calmada en una situación crítica, como la que estamos viviendo”. 

Mientras el resto de las personas están bajo tensión, intentando salvarse, salvar a alguien más o simplemente tratando de entender qué es lo que está ocurriendo tras el ataque que ninguno esperaba, Marta confesó que ha logrado contener sus emociones, lo que no necesariamente significa que no sienta sufrimiento por todo lo que está ocurriendo. 

Desde que inició la guerra acogió una filosofía que es tan pragmática como realista: “Si no puedes y no tienes la fuerza interna para quedarte y colaborar, entonces apártate. Y si sientes que sí tienes la resistencia para poder hacer algo, entonces aprende cómo defenderte, cómo agarrar un arma, ponerle las balas y todo lo demás”. 

Es una de las pocas civiles que han decido quedarse en Kyiv, a pesar de que la ley marcial impuesta por el gobierno de Ucrania el pasado jueves 24 de febrero, cuando iniciaron los bombardeos por parte de la administración de Vladímir Putin, permite que las mujeres y niños salgan del país, mientras que los hombres de entre 18 y 60 años se deben quedar de forma obligatoria a formar parte de la reserva militar. 

Mi familia está llorando porque nadie sabe si voy a regresar. Podríamos morir todos allí”, señaló Marta. Aunque sus familiares no apoyan su decisión, para ella fue fácil tomarla. Era quedarse a defender la única tierra que siente como suya o salir corriendo. Y, sostuvo, entre sus planes nunca estuvo la segunda opción, porque significa “darse por vencidos y perder el país”

Espías y saboteadores en Kyiv

Siete días después de las primeras bombas y un asedio brutal que se ha intensificado con el pasar de los días, Kyiv sigue bajo control del gobierno ucraniano. Sin embargo, según las autoridades, la ciudad ha sido infiltrada por espías y saboteadores rusos, quienes presuntamente realizan marcas en edificaciones y lugares estratégicos para indicarles a los aviones bombarderos cuáles objetivos atacar. 

Es una situación que a Marta le ha tocado vivir de cerca. “Los espías ponen símbolos para que lleguen las bombas, eso es lo que pasaba aquí cerca de mi casa”, reveló. Es por eso que la desconfianza en las calles está en su máxima expresión y, como respuesta para cuidarse entre ellos, han tomado medidas como solo hablar en ucraniano, transitar únicamente por lugares específicos y manejar ciertos códigos. 

“Yo siento un poco de pena por los soldados de Rusia. Ellos se ven frustrados y como perdidos. Hacen cosas, pero con miedo, caminan raro. Suelen caminar por lugares que nosotros sabemos que no se debe caminar, son evidentes”, expuso la joven ucraniana. “Mucha gente está fuera de Kyiv. Aquí solo se quedaron solo los militares y la gente con huevos. Entonces tú sabes quiénes son los que viven en tu área, y si hay alguien nuevo que se comporta raro”. 

Sobre la narrativa impuesta por Putin, quien ha dicho que la acción militar que está ejecutando contra Ucrania es para supuestamente ayudar a los ucranianos, fue tajante al opinar: “Tú puedes creer en eso solo si no tienes cerebro o no puedes usarlo. Yo estoy aquí y no he pedido ayuda de nadie. Yo nunca he querido ser parte de Rusia y no conozco a ninguna persona que quiera. Entonces eso es una mentira”. 

A su parecer, lo mínimo que pueden hacer los ciudadanos alrededor del mundo, en solidaridad con las víctimas de la guerra, es no repetir esa mentira. Por otra parte, a quienes tienen la posibilidad de hacerlo, los instó a donar dinero a través de los sitios web de los organismos internacionales o apoyar a los militares con comida e insumos. 

“Nosotros vamos a defendernos hasta el final, porque no queremos ser de Rusia. Y a los que no les gusta Ucrania, las puertas estaban abiertas”, sentenció. “Si Putin de verdad quería ayudarlos, les podía dar pasaportes y ayuda económica, no tenía que venir con armas y tirar bombas en lugares donde viven niños”. 

Vea la entrevista completa aquí:




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