La Facultad de Ciencias de la Salud (FCS) de la Universidad de Carabobo se pronunció, este lunes, en torno a la destrucción educativa, sanitaria y del ejercicio de la medicina en Venezuela.
Mediante un comunicado compartido en sus redes sociales, firmado por el decano José Alejandro Corado, las sedes Aragua y Carabobo de la FCS denuncian la escalada destructiva que se viene registrando en los últimos 20 años en diversos ámbitos de la vida nacional.
Relata que en 2005 se crearon programas alternativos de formación de médicos, fuera de las universidades tradicionales, los llamados médicos integrales comunitarios (MIC) y especialistas en medicina general integral (MIG). En paralelo, se creó el sistema de salud conocido como Barrio Adentro.
Al respecto, resalta “el notorio fracaso de tales iniciativas, tanto por la deficiente calidad de formación de los médicos, como por el desastre asistencial generado”.
También deploró la creación de la Universidad de Ciencias de la Salud, “cuyos diseños curriculares, así como la calidad y procesos de selección y ascenso de docentes, resulta de muy dudosa calidad académica”.
Lamenta en todos los casos enumerados “los errores e improvisaciones” que continuaron su avance con la modificación de la ley del ejercicio de la Medicina, en sus artículos 3, 34 y 35, lo que homologó al MIC con los médicos graduados en las universidades tradicionales y los autorizó legalmente a ejercer libremente la medicina.
El texto añade que, en 2018, se anunció que el MIC debía pasar, de manera inmediata, automática y con apoyo y financiamiento del Estado a hacer las especializaciones que el país requiriera. A esto se sumó la creación, “express”, de programas de postgrado en un área, como la salud, en la que la experiencia resulta fundamental para garantizar la idoneidad y el éxito. Se terminó por herir de gravedad la formación médica venezolana.
Depauperación universitaria
Por otro lado, enfatiza en “la flagrante, planificada y sistemática violación de la autonomía universitaria, y califica de grave la decisión del CNU de imponer las autoridades rectorales en la Universidad Simón Bolívar (USB).
Entre otras cosas enumera el estrangulamiento presupuestario, cambiantes y restrictivos procedimientos administrativos y un presupuesto diezmado al punto de que, en los últimos tres años, la suma total en divisas no supera los 3 mil dólares al año.
“Esta agresión caracterizada, por parte del gobierno, tiene como colofón la indignante y precaria situación de nuestros docentes, obreros y empleados, no solamente por sus inaceptables condiciones laborales sino por el precario (no mayor de 5$) salario que reciben, la carencia casi absoluta de un sistema de seguridad social para prevenir o atender las necesidades básicas de salud”, entre otros elementos y vida en general.
Asimismo, resalta la deserción estudiantil, la renuncia masiva de profesores, obreros y empleados, la falta de financiamiento para la investigación, equipos e infraestructura y la vandalización y destrucción de espacios académicos.
Drama sanitario
Por otra parte, rechaza la crisis sanitaria, hospitalaria y de medicamentos, el incremento de la mortalidad materno-infantil, la desnutrición, la reaparición de enfermedades erradicadas, el aumento alarmante del número de casos de sarampión, tuberculosis y paludismo, la falta de control sanitario para el dengue y otras infecciones emergentes así como el desbordamiento e ineficacia sanitaria en el manejo de la pandemia de la COVID-19 o la deficiente aplicación de un programa de vacunación idóneo, tal como lo reclamó la Academia Nacional de Medicina,
Todo ello “evidencia el fracaso de las políticas de salud pública, el desprecio a los médicos y la medicina, la crisis educativa básica y universitaria, la crisis económica con su cuadro de hiperinflación y la desaparición del aparato productivo y, finalmente, la crisis política con las violaciones a los derechos humanos, políticos y a la Constitución Nacional”, indica el texto.
Finalmente, la facultad de Ciencias de la Salud insta a evitar que el diálogo entre gobierno y oposición no se transforme en una iniciativa “inútil” y que se torne en un verdadero diálogo “que haga entender a los que ejercen el poder que deben ponerse a un lado y permitir la reinstitucionalización del Estado y la reorientación de la nación”.
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