(Foto Panorama)

Ese viernes 27 de noviembre se cumplen 190 años de la aparición de la virgen María a una humilde religiosa en Francia, lo que dio origen a la creación de la medalla milagrosa.

Tradicionalmente en esta fecha se celebra el Día de la Virgen Milagrosa. En Venezuela y muchos países, miles de personas son devotos de esta virgen, porque les ha concedido favores especiales.

La imagen de esta hermosa aparición mariana es venerada en miles de hogares. Los colores que la identifican son el blanco y el azul, que conforma su vestimenta. De sus manos emanan rayos de luz y está parada sobre una serpiente.

Tradicionalmente este día se le rinde homenaje a la virgen y su imagen se saca en procesión por las calles. Luego los asistentes a la misa reciben como obsequio una medalla con su imagen.

En la iglesia La Milagrosa de Valencia este es un día especial, pero la feligresía está consciente que esta vez la celebración será diferente, por efectos de la pandemia por la COVID-19.

Historia

De acuerdo a la iglesia católica, y recogido en Wikipedia, la virgen se le apareció a Catalina Labouré, quien aseguró que el 18 de julio de 1830, víspera de la festividad de San Vicente de Paúl, se despertó tras escuchar la voz de un niño que la alentaba a acudir a la capilla:
“Hermana, todo el mundo duerme, venga a la capilla, la Santísima Virgen la espera”.

Tras seguir la figura del niño, Catalina escuchó el ruido de una tela de seda deslizarse por el suelo, en el lado de la tribuna, junto a un cuadro de san José. De pronto vio la figura de una mujer vestida de blanco, con un velo largo hasta los pies del mismo color, cruzar el presbiterio y sentarse en un sillón emplazado en las gradas del altar mayor, en el lado del evangelio. Catalina, creyendo que aquello podía tratarse de una ilusión, oyó al niño decir: “¿Por ventura no puede la Reina de los Cielos aparecerse a una pobre criatura mortal en la forma que más le agrade?”.

La religiosa entonces se acercó a la Virgen y, arrodillándose, puso las manos en sus rodillas. La Virgen dio varios consejos a Catalina para su vida espiritual y le encomendó una misión: «Dios quiere confiarte una misión; te costará trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para la gloria de Dios. Tú conocerás cuán bueno es Dios. Tendrás que sufrir hasta que lo digas a tu director. No te faltarán contradicciones mas te asistirá la gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza, no temas. Verás ciertas cosas; díselas. Recibirás inspiraciones en la oración»,

El 27 de noviembre, víspera del primer domingo de adviento, Catalina informó que la Virgen había regresado durante las meditaciones vespertinas.

Según dijo en aquella ocasión apareció en el interior de un marco oval, de pie sobre un globo y pisando una serpiente. Portaba numerosos anillos adornados con gemas, algunos de los cuales irradiaban rayos los cuales alcanzaban el globo sobre el que se hallaba:
Detalló que vio anillos en cada dedo de sus manos. Cada uno estaba engarzado con gemas, algunas más bonitas que otras. Alrededor del borde del marco figuraban las palabras “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”.

Respecto a los rayos de luz, la Virgen señaló “Es la imagen de las gracias que reparto sobre las personas que me las piden”. Catalina escuchó entonces a la Virgen encomendarle llevar estas imágenes a su padre confesor, informándole de que debían ser impresas en medallas y declarando que todo el que las lleve recibirá grandes gracias.

Catalina cumplió con el cometido y, tras dos años de investigación y de haber observado el comportamiento diario de la religiosa, su confesor, el Padre Alabel, comunicó los hechos al arzobispo de París, monseñor de Quélen, sin revelar la identidad de Catalina:

El arzobispo de Quélen decidió instituir una investigación canónica. Designó a Monseñor Quentin, vicario general de París, para conducirla. Los hallazgos de la Investigación Canónica de París reivindicaron completamente a Catalina. La corte ensalzó su persona y virtud, y dio crédito incondicional a sus visiones.

Se concluyó que la medalla era de origen sobrenatural, y que las maravillas que operaban a través de ella eran genuinas.

La solicitud fue finalmente aprobada y las medallas fueron diseñadas y elaboradas por el orfebre Adrien Vachette. En 1832, durante la epidemia de cólera que causó la muerte de 20 mil personas en París, se empezaron a distribuir las primeras medallas, a las que se atribuyeron numerosas curaciones, lo que derivó a su vez en una gran cantidad de conversiones, recibiendo el nombre de Medalla Milagrosa por parte de los ciudadanos. Para 1876, año de la muerte de Catalina, ya se habían distribuido más de un millón de medallas.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.