Los países lo construyen sus habitantes, con sus culturas e inteligencia. En Venezuela esa máxima se cumplió hasta un momento determinado, porque luego comenzó la autodestrucción.

De Venezuela no solamente quedan despojos, ruinas y recuerdos, también está presente en una casta política el gen que no logro descifrar. Pareciera que formamos parte de un experimento de la providencia, que nos inoculó ese gen de la autodestrucción. Me gustaría que pensemos mucho en esto, en el por qué nos ocurren las cosas que nos han pasado como sociedad y las que nos siguen ocurriendo. Creo que solo así, después de un fuerte ejercicio de conciencia quizá consigamos alguna respuesta útil para salir de este laberinto que se nos presenta como interminable.

Siempre nos obligan a elegir la ruta contraria al éxito.-

Hemos llenado páginas de comentarios que intentan señalar cuál debe ser la ruta, pero siempre nos topamos con la realidad. Otros tienen mayor facilidad para convencer sobre la ruta a transitar, que es, exactamente la contraria a la que hemos pensado debe tomarse para tener éxito, y claro que podemos estar equivocados, pero hasta el momento, lamentablemente los resultados de adoptar esas otras rutas nos dan la razón, pues el país sigue cayendo por el barranco.

Estamos claros que vamos mal, pero sin embargo aceptamos que nos digan que vamos bien. La gente honesta, decente y trabajadora quiere salir corriendo porque está desesperada. Siente que en Venezuela no hay futuro, cada día la destrucción se percibe por todas partes. El pensamiento de la juventud es aterrador. Lo digo con propiedad. Por mis hijos de sangre y por mis hijos académicos. Soy padre de tres jóvenes y soy autoridad (profesor activo) de una de las universidades más antiguas del país. Los escucho y converso con ellos. Muchos quieren irse.

No hay presente ni se ve el futuro.-

En Venezuela no hay presente ni futuro. Es lo que dice la mayoría. Una suprema mayoría. No hay presente porque nada funciona, todo es costoso y peligroso. Y no hay futuro porque por el camino que vamos, no habrá absolutamente ningún lugar donde trabajar (ya no lo hay). Médicos, abogados, ingenieros y en fin, todos los profesionales, en esta situación país, jamás podrían pensar en constituir un hogar con techo propio, con oficina o consultorio, ni siquiera carro para trasladarse. Que conste, estoy hablando de la gente decente y honesta, porque en contraste a esta realidad, vemos a otras personas, que viven en un mundo paralelo, con dólares por montón, carros importados (casi siempre camionetas rusticas)  último modelo que no bajan de setenta mil dólares (multipliquen por  8 mil Bs) que compran de contado y en efectivo. No me refiero solo a los chavistas, sino también a otros que les confieso que no sé a qué se dedican y de dónde sacan tanta plata; aunque esté lleno de sospechas sobre el origen de sus riquezas, el contraste entre esas dos realidades probablemente es la que mantiene en el poder a este régimen devastador.

Y aun así, bajo este escenario, la dirigencia política que, por razones del destino está al frente de la Asamblea Nacional, en un ejercicio ciego y soberbio de no escuchar a los ciudadanos, de forma casi inexplicable, se aparta de la ruta que nos garantiza conquistar la libertad, y se mete de lleno en una agenda oscura que solo profundiza la desgracia. Y digo inexplicablemente pecando de inocente, porque con sinceridad les digo, la experiencia en esta larga lucha nos dice que la única explicación posible es la corrupción y la complicidad con criminales. El tiempo será el sabio y justo juez.

Pactando con monstruos.-

Yo visualizo una sola manera de salir de este trance. De acabar con el experimento.

Hay quienes, que midiendo costos mezquinos, o evaluando ganancias inmediatas promueven una ruta totalmente distinta a la que creo es la única. Lo triste de todo esto es que suelen persuadir a gran cantidad de personas para que los acompañen a sabiendas de que es el camino a la decepción.

Los que mañana se decepcionarán, son los que ciegamente creen en el mesías, los que prefieren ofertas “no peligrosas y pacíficas” aunque sean engañosas. Es la triste realidad amigos. Sabemos que las organizaciones criminales no salen por votos y sin embargo, todo apunta hacia esa opción: que la propuesta será electoral. Un negocio. Se ofrecerá perdonar a determinados maleantes, siempre y cuando se deje gobernar a quien resulte ganador en unas elecciones libres. Vaya disparate.

A estas alturas del partido, cómo podremos pensar que ese pacto será respetado por quienes asesinan, torturan, lanzan a los detenidos desde un piso 10, por quienes ajustician de manera visible en la transmisión por redes y en directo a ciudadanos que ya se habían rendido. Cómo creer que monstruos que les sacan los ojos a los niños respetarán algún pacto que involucre entregar el poder.

Un solo camino: la ruptura total.-

La ruptura total con este sistema es la vía para frenar este huracán de autodestrucción que ha marcado nuestra historia. Para eso se requiere el uso de la fuerza, yo sé que por eso muy pocos se enrolarían activamente en esa cruzada pero, como estudioso del derecho penal que soy, cuando unos criminales llegan a este punto de incrustación en el poder, no hay otra.

He recibido muchos comentarios. El primero es el del derramamiento de sangre. No solo la de los militares sino también de los civiles. Ese comentario lo podemos contestar con la siguiente pregunta ¿es que acaso no se ha derramado suficiente sangre de civiles y militares bajo los designios de este monstruo?

No se puede recomponer nada con lo podrido. Habrá que comenzar de cero. No tenemos la fuerza pero habrá que saberla pedir, y la mejor manera es involucrar en el problema a quienes pudieran constituir la coalición militar. Hacerle ver a Colombia, a Brasil y claro está, a EEUU el peligro que representa este régimen mafioso para la paz continental.

¿Estarán dispuestos los señores diputados a convertirse en libertadores de Venezuela? La respuesta es no, salvo contadas excepciones. Ya la mayoría ha decidido cohabitar agarraditos de la mano con el monstruo, viven y se alimentan de la misma fuente que lo hizo crecer.

Mientras no entendamos que el camino involucra  salir del chavismo, madurismo, socialismo, status quo y de todos esos sinvergüenza que han hecho de la política la casa del truco para enriquecerse y engañar, seguirán cruzando las fronteras miles de venezolanos, morirán en el mar Caribe otros tantos, veremos cómo se deterioran hasta convertirse en centros inhabitables las oficinas públicas, hospitales y universidades. Desde hace rato observamos el deterioro de los inmuebles que muestran claros signos de ruinas en sus fachadas.

Esta es la verdad. Guste o no, la salida será a la fuerza. Proponer soluciones diferentes es agradable pero irrealizable. Nadie quiere violencia, pero hasta ahora, el único que la recibe es el ciudadano que quiere vivir en libertad.

@pabloaure




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