El Libertador durante el cumplimento de su afán emancipador, fue objeto de varios atentados fallidos, verbigracia en Jamaica el 10 de diciembre de 1815, donde se salva del puñal del negro “Pío”, en abril de 1818, durante la ejecución de la Campaña del Centro y en Bogotá en dos ocasiones en 1828.

Durante la ejecución de la Campaña del Centro, sufrió un atentado en la hacienda ‘’Rincón de los Toros’’, hoy parroquia del municipio Ortiz-estado Guárico. Bolívar llega a Villa de Cura el 10 de marzo de 1818, allí es derrotado por el jefe realista Pablo Morillo el 16 de marzo en la quebrada El Semen, cerca de San Juan de los Morros, sitio también conocido como ‘’La Puerta’’.

El 19 de marzo de 1818, se encuentra en «El Rastro» cerca de Calabozo; el 16 de abril acampa en la parte arbolada, conocida como “mata”, de la hacienda «El Rincón de los Toros», a poca distancia de la hacienda ‘’El Totumo’’, propiedad de la familia Bolívar, sitio natal de la “Negra Matea”, considerada “la primera maestra del futuro Libertador”. El coronel realista, el barinés Rafael López, al frente de cinco escuadrones, con la misión de impedir que se unieran el ejército de Bolívar con el de Páez, luego de capturar a un sargento que conocía el Santo y Seña utilizado en el campamento republicano, además de los pormenores del área de reunión patriota, envía al capitán Tomás Renovales con ocho soldados, quien ingresa el 16 en horas de la noche al vivac. El oficial de guardia al ver a Renovales, le pidió el Santo y Seña.

La respuesta fue correcta, y al preguntarle el motivo de su presencia, contestó que traía un mensaje al Jefe Supremo, quien se encontraba descansando en su hamaca en el sector del estado mayor. Cuando Santander llama a Bolívar, éste instintivamente no contesta; Renovales inmediatamente abre fuego hacia donde se encontraban las hamacas; las balas pasaron por encima de la cabeza del Libertador, hiriendo a su cabalgadura en el cuello. El capitán realista se retira pensando haber cumplido su cometido; en la acción murieron algunos soldados.

Bolívar recibe una coz de su caballo; los que pudieron salieron del campamento buscando algún escondite; se corrió la voz de la muerte de Bolívar. El coronel López en la madrugada se hace presente con sus escuadrones, causando grandes bajas en las filas patriotas. Fallecen los coroneles republicanos Mateo Salcedo y Fernando Galindo, abogado, quien defendió en el tribunal al general Piar; sufrieron igual destino el sacerdote Esteban Pardo, capellán y el sacristán que lo acompañaba; también murieron la fatal noche los jóvenes oficiales coronel Silvestre Palacios y el teniente coronel Mariano Plaza.

Florencio Tovar, hijo de Martín Tovar, cayó prisionero y fusilado. Bolívar al quedar sin montura, pidió una, a un comandante de apellido Serrano, quien la negó, en cambio un soldado de apellido Martínez le facilita una mula, pero en la confusión Bolívar no pudo montarla. El coronel López falleció en el ataque, cuya cabalgadura con los estribos de plata se la entrega el valeroso llanero Leonardo Infante al Libertador.

Por esta acción el capitán Renovales obtuvo el ascenso al grado de teniente coronel. Bolívar con pocos soldados pudo llegar a las poblaciones de El Rastro y Calabozo el 17 de abril; entra en Guadarrama el 24 y finalmente a San Fernando de Apure. Sin descansar se ocupo de obtener refuerzos y logística para movilizarse hacia Calabozo. Al dos semanas. Páez desde San Carlos se movilizó hacia San Fernando. Bolívar embarca hacia Angostura, adonde llego el 5 de junio, planificará las nuevas acciones, que en mediano plazo se materializarán con el Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819 y la gloriosa Campaña de la Nueva Granada a mediados de ese año. El propio Bolívar narra así el episodio del Rincón de los Toros:

“Ibarra (Diego, nacido en Guacara), regresó en aquel momento, yo estaba sentado en mi hamaca, poniéndome las botas; Santander seguía hablando conmigo; Ibarra se acostaba, cuando una fuerte descarga nos sorprende. El general Santander gritó en el mismo instante: ¡El enemigo!. Los pocos que éramos nos pusimos a correr hacia el campo abandonando nuestros caballos y cuanto había en la mata.

La oscuridad nos salvó, pero enseguida vino el ataque al campamento donde 900 patriotas fueron derrotados por unos 500 realistas. Me encontraba perdido en medio de la sabana, cuando vino hacia mí Leonardo Infante y me dio un caballo que había arrebatado a los españoles. Fue así como pude unirme a nuestras tropas”.

Bolívar se autocalificaba “el hombre de las dificultades’’, pero ante las adversidades su lema era ¡triunfar!

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