El cuerpo de un hombre fue ingresado a la morgue de Valencia el sábado 17 de junio, tras ser degollado en la habitación que vivía.
Los familiares demoraron en enterarse de lo sucedido. Estaban en las adyacencias del departamento de patología forense este lunes 19.
Faltaban tres días para su cumpleaños. Residía en la urbanización Santa Ana de Valencia, segundo piso, en una habitación pequeña de una casa grande, ocupada solo por dos personas, entre ellas Wilmer Camacho, de 46 años.
A los vecinos les parecía extraño que Camacho no saliera de la casa. Vendía tetas de café y algunos clientes lo llamaron sin respuesta alguna.
El cuarto del fallecido estaba desordenado, pero los objetos de valor estaban en el sitio. Los vecinos niegan haber escuchado algo, pero si les llamó la atención que la puerta de su cuarto estuviera entreabierta desde el día anterior.
Fue el viernes la última vez que vieron a Camacho con vida. Su cuerpo presentaba una herida de arma blanca que le abría el cuello. Habría sido una muerte instantánea la que vivió aquel hombre en su habitación de la casa 88-A, en la calle Andrés Eloy Blanco. Dos hijas de 18 y 14 años no tendrían con quien celebrar el día del padre.
