En su condición de dirigente del movimiento Profesores por la Vida, Julio García publicó un comunicado donde fija su posición sobre la situación de los profesores universitarios, hoy cuanto se celebra su día.
Lo denominó “Un día para la reflexión y revisión del valor del profesor universitario para la sociedad”
En el escrito, el docente dela UC señala que hoy, las circunstancias de las prácticas universitarias (docencia, investigación y vinculación social), están limitadas dentro de los espacios académicos.
Están ausentes los aportes para la investigación y la docencia; años sin recibir elementos básicos como internet, computadores o paquetes de financiamientos para ejecutar este rol fundamental y diferenciador de un profesor.
Añade que sin recursos económicos no podrá haber investigación social.
Subraya que en las condiciones salariales destacan la destrucción del ingreso de la familia del profesor, totalmente pulverizados los salarios, prestaciones sociales y beneficios contractuales; sin oportunidades para la seguridad social en materia de salud, todo desaparecido, y el recuerdo del ayer de una universidad que ofertaba extraordinarios incentivos para el universitario.
En lo democrático, acciones negativas que inhabilitan los cambios de actores en los espacios de gestión de autoridad y en lo gremial, el uso de poder totalitario nacional sumado a la complicidad con los agentes internos se han encargado al negar el derecho humano de elegir y ser elegido, hechos que repudiamos los profesores.
A manera de reflexión García se pregunta: ¿A quién le conviene la no investigación, ausencia de divulgación de la verdad, de crítica social y de pretender encajar al profesor en un sistema de oscuridad?.
Sostiene que alguien debe responder, ¿por qué llevar al profesor a estos estados de necesidad económica, sin seguridad social; y porque violentar la democracia interna de los universitarios?.
Observa que el valor del profesor para el sistema estatal gubernamental de turno es cero; y deberá devenir de lo interno estrategias para salir de esta anomía e injusticia social.
Apunta que el profesor universitario, como agente transformador, ha soportado estas circunstancias, y seguro generará las respuestas para modificarlas.
“Los universitarios debemos apostar por un cambio del modelo totalitario, e impulsar el proceso democratizador social que es el que garantiza la autonomía y reconocimiento de la universidad y los universitarios”.
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