Baleado, sin su celular, dinero ni documentos, fue hallado muerto Iván Sperandío, un vendedor de 34 años, que había salido 15 días antes a conocer personalmente a unas mujeres con las cuales hizo amistad a través de las redes sociales.
Los familiares que acudieron a la morgue a reconocer y retirar el cuerpo, contaron que Sperandío vivía en el barrio Isaías Medina Angarita de Catia, y cuando salió en su carro Chery Arauca color gris, dijo que se dirigiría a El Junquito.
En vista de que no regresó, comenzaron a buscarlo infructuosamente en hospitales y cuerpos policiales. Debido a la ausencia de Sperandío, un primo que labora en el Cicpc se organizó en grupo con varios compañeros de trabajo para hacer un rastreo por la zona en referencia, hasta que lo encontraron el viernes en un área boscosa, aledaña a la carretera que comunica El Junquito con La Yaguara, vía Antímano.
El cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición y a un kilómetro de allí encontraron el vehículo, completamente desvalijado.
Aunque los familiares no recibieron llamada alguna exigiendo dinero por el rescate, sospechan que el vendedor estuvo secuestrado en algún lugar porque para el momento del hallazgo llevaba una ropa distinta a la que cargaba el día en que desapareció.
Sperandío trabajaba en una empresa de lácteos, era soltero y dejó una hija de un mes de nacida.