«Puedo decir que esta reunión que hemos tenido hoy es una reunión de reconciliación, es una reunión de perdón», afirmó el mandatario después de un encuentro en el palacio presidencial de Miraflores con el nuncio apostólico en el país, Aldo Giordano, así como con el principal líder de la Iglesia venezolana, el cardenal Baltazar Porras.
A esta reunión, que se celebró con motivo de la beatificación del llamado «médico de los pobres», el doctor José Gregorio Hernández, también asistieron otros prelados de la Iglesia venezolana, miembros de su gabinete ministerial y la diputada y esposa del mandatario, Cilia Flores.
«Le agradezco al cardenal Baltazar Porras, a la Iglesia católica y al nuncio apostólico, pero sobre todo al papa Francisco, por haberle dado este justo reconocimiento y haberle dado este regalo de fe y de espiritualidad a nuestro pueblo», apuntó.
«En días como hoy es cuando uno dice (que) vale la pena vivir, (…) para ver días como hoy, 30 de abril, donde Venezuela se llena de luz y de bendiciones», prosiguió.
La relación entre el Gobierno y la Iglesia católica ha sido tensa prácticamente desde el arribo al poder del chavismo, en 1999.
Con frecuencia, el fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013) acusaba a los líderes eclesiásticos de no ponerse del lado de los más desfavorecidos y de hacer política de oposición.
Maduro, que gobierna desde 2013, retomó este argumento contra los líderes de la Iglesia católica en enero de 2020, cuando les pidió no hacer «política retrógrada, reaccionaria de derecha» desde los púlpitos.