La plazoleta de la Basílica de la Virgen del Rosario de Chiquinquirávolvió a reunir a los feligreses y devotos en la Bajada de La Chinita este 30 de octubre. Con esta celebración inician las fiestas y los zulianos pudieron volver a acompañar a su patrona.
Hubo normas y requerimientos para quienes asistieron. Debían presentar el carnet de la vacunación con las dos dosis contra el COVID-19, usar mascarilla y guardar el distanciamiento social. Esas fueron las condiciones que pidió la Iglesia marabina en conjunto con las autoridades regionales, reseñó El Pitazo
La eucaristía comenzó 43 minutos después de la hora prevista porque la lluvia que cayó sobre Maracaibo impidió que se diera inicio a las 5:00 de la tarde. El arzobispo de Maracaibo, monseñor José Luis Azuaje fue quien presidió la celebración y en la homilía dijo: “Es momento de definiciones y no de entretenimiento”, después de hablar sobre los valores que hay que rescatar como son: honrar, respetar, obedecer y cuidar.
Comentó la importancia de cuidar a lo que llamó: “un pueblo empobrecido y una familia desarraigada, desvinculada de sus afectos por tantos migrantes fuera de sus casas”.
Destacó: “Encontrarnos como país es un tesoro” y alertó que “cuando aprendemos a usar el nosotros y no tanto el yo, cambiaremos nuestra estructura mental y eso tendrá repercusiones es en las decisiones”.
Este año tampoco habrá procesión de la reliquia de la Virgen de Chiquinquirá, sino que irá en un María móvil por las calles de las parroquias aledañas. Todo esto para que cuidar las medidas de bioseguridad y que la feligresía pueda estar en casa y ver pasar a la patrona.
La Chinita y su manto rosado
La bajada de la Virgen comenzó a las 7:14 de la noche al ritmo de Los Chiquinquireños, el homenaje de las oraciones hechas gaitas. La Chinita bajó con su manto rosado que fue donado por el grandeliga venezolano, Salvador Pérez, receptor de los Royals de Kansas City y que en la liga venezolana juega con el equipo Tiburones.
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