El ambiente mundialista emana un aire de celebración en cada rincón del mundo. Familias se reúnen frente a televisores, amistades reaparecen para comentar los mejores momentos y centros de entretenimientos logran abrazos entre desconocidos tras la victoria de su equipo favorito.
Parece que el tiempo se detiene mientras todos aguantan la respiración segundos antes de la goleada. Algunos almacenan en su memoria las jugadas de sus deportistas predilectos y así pasan los años desde aquel momento, que reviven en historias que pasan de generación en generación.
La fiebre por la Copa cumplió un proceso evolutivo. En sus inicios la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) no contaba con recursos, infraestructura o gran poder. Así se planteó la idea de organizar un torneo de fútbol a escala mundial y el Comité Olímpico Internacional comenzó el proceso de incorporar la disciplina deportiva en sus eventos. Luego de recorrer un árduo camino, el 26 de mayo de 1928 en pleno congreso de la FIFA se votó por la creación de un torneo especializado. Con 25 votos a favor y 5 en contra, la cara de la moneda se volteó a favor del proyecto.
Uruguay fue sede y desarrolló el evento entre el 13 y el 30 de julio de 1930, consiguiendo consolidarse como el ganador. En esta Copa no hubo eliminatorias, solo invitaciones a todos los países afiliados a la organización. Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, México, Paraguay, Perú, Estados Unidos y los locales, representantes del continente americano participaron en el novel evento.
En Europa hubo rechazo y ausencia de varios países, el costo del traslado hacia la sede de la Copa fue la excusa, aunque Rumania, Bélgica, Francia y Yugoslavia lograron figurar en la primera edición del evento, en el que actualmente todos los países aspiran participar.
Qatar 2022 es el espejo más brillante de la evolución: Continentes que disputan pocos cupos entre sus selecciones nacionales, países que nunca logran llegar y otros que sobresalen con sed de triunfo desde la primera fase. Ahora, la eliminación delimitó la oportunidad a 32 países, pero solo uno llevará su bandera hasta el reconocimiento Mundial desde el 20 de noviembre hasta 18 de diciembre del 2022.
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Será la Copa más corta desde Argentina-1978. Tan solo 29 días de actividad se cumplirán en suelo árabe, frente a los 32 que se jugaron en los últimos mundiales. Este campeonato también se convertirá en el Mundial con más tiempo de espera entre ediciones, situación que no ocurría desde Uruguay-1950, ya que los estragos de la Segunda Guerra Mundial no permitieron celebrar los de 1942-1946.
Brasil con cinco títulos encabeza la lista de campeón, seguido de Italia y Alemania a la par con cuatro trofeos. Uruguay, Francia y Argentina ostentan dos cada uno e Inglaterra y España con una victoria cada uno. Esas selecciones son consideradas las grandes ganadoras, entre ellas están los latinos encarnando el poder y talento del continente.
Desde las gradas resaltan las historias de cada fanático, personas comunes que reúnen por años para visitar las sedes, con la esperanza de ver a Messi, quizás a Neymar o Ronaldo apuntar a la portería con precisión suprema, en lo que posiblemente sea su última participación mundialista.
Entre los grandes jugadores se vivirá un evento deportivo emocionante para los seguidores, pues el astro argentino Lionel Messi reconoció su intención de finalizar su recorrido con su selección. Algunos fanáticos dicen que muchos jugadores se quedarán un mundial más, otros lloran incluso antes de comenzar la fiesta del fútbol, pues aseguran que sus ídolos se despedirán. La pasión mueve las fibras de todos los que admiran a las históricas figuras.
Venezuela a la espera de una oportunidad
Desde un rincón del mundo, Venezuela con escudo Vinotinto aún espera su oportunidad de representar el amarillo, azul y rojo con las estrellas brillando bajo los reflectores de las canchas, testigos del sueño mundialista. Pero el venezolano indudablemente proyecta su pasión fuera de las fronteras y apoya a los países vecinos o al resto de las selecciones, en un afán por aplaudir el talento de los deportistas que dan el todo por el todo en su presentación en el Mundial de sueños.
