(Foto Armando Díaz)

Desde las 5:00 a.m un grupo de electores madrugó para ejercer su derecho al voto. Eran unos comicios diferentes. Este 30 de Julio el pueblo oficialista escogería a los constituyentistas encargados de reformar la Carta Magna, con la intención de restablecer la paz y a hacer justicia.

Diez unidades educativas en el Municipio Naguanagua abrieron sus puertas a las 6:00 a.m a pesar de las peticiones del público chavista que quería ejercer su derecho, antes de lo pautado por el Consejo Nacional Electoral.

Las palabras “contingencia” y “sabotaje” se volvieron parte de aquella jornada. Las mujeres de rojo las repetían una y otra vez. Culpaban a la oposición y a la Mesa de la Unidad Democrática de querer estropear un proceso para ellos “democrático y constitucional”.

En una jornada de 12 horas aproximadamente se esperaban jóvenes, adultos y tercera edad. Sin embargo las canas blancas y los delgados cuerpos de las abuelitas parecían ser el bastión de lucha de la revolución de Chávez; el ídolo, el que dejó el legado a Nicolás Maduro para continuar su misión que se supone debe trascender hasta más allá del 2021, pero que una oposición exige en las calles su cese definitivo.

Hay desinformación en el Atanasio Girardot, Ambrosio Plaza, José Felix Sosa, Montalbán, Héroes de Canaima, Abdón Calderón, Manuel Malpica, Batalla de Bomboná, Barbula I y II. Los electores saben lo que quieren y a quienes quieren como candidatos, pero están confundidos por la repentina anulación de centros electorales. Olga Rincón de 70 años votaba en el Padre Seijas, pero ahora no está muy clara en cual le toca, por eso se pasea por varios centros y espera encontrar el indicado.

“El Lisandro Lecuna esta nucleado con el Atanasio Girardot” le decía un miembro de la Fuerza Armada Nacional a una electora delgada, con el rostro lleno de arrugas y una falda marrón que le llegaba a los tobillos, también estaba confundida. El CNE informó de manera repentina la anulación de centros de votación que ya estaban preestablecidos. Días previos a los comicios se colocaron carteles en las entradas de los colegios electorales en el que informaban el cambio de estos, o la fusión de unos con otros para evitar posibles ataques por parte de los denominados “Guarimberos”

Las filas no eran apoteósicas, muchas no alcanzaban una cuadra de largo, a pesar de la conglomeración de centros. A las 10:00 a.m varios puntos tenían una cifra total entre 300 y 500 votantes de un universo comprendido entre los 3000 y 7000 electores.

Las franelas con los ojos de Chávez y con las frases la “Constituyente Va” eran parte del paisaje. Los ánimos revolucionarios estaban por las nubes. La mayor preocupación de estos individuos es que la paz vuelva a las calles y se llegue a un diálogo. Hablan de asegurar las bolsas del Clap y de blindar las misiones, por eso quieren una ANC. La definen como una solución a todos los problemas actuales del país y no temen en decir que la escasez de alimentos y medicinas son uno de ellos. Beatriz Chacon de 67 años lo dice con un poco de timidez, mientras mira a su hija que carga a un bebé en brazos que se alimenta de su mamá.

El plan República, con sus uniformes militares y boinas rojas sostienen enormes armas de fuego y se limitan a recibir a los votantes e indicarles a que salón deben entrar según sus datos. Los describen como amables y colaboradores a pesar de cierta hostilidad con la prensa. Sin embargo unos cooperan y otros no. A los periodistas se les pide la cédula, aún cuando los credenciales y carnets de identificación cuelgan de sus cuellos con la información necesaria.

«El proceso se desarrolla con normalidad. Las máquinas no presentan problemas  y todo ha sido muy fluido. La gente sabe en donde votar y hay menos conflictos porque ya están familiarizados con las máquinas» comentaba la coordinadora del Manuel Malpica. El escenario se repite en nueve de los diez colegios, pero en el Abdón Calderón si hubo problemas. El primero es que los denominados foraneos colapsan el sistema, puesto que sus datos no están en las maquinas de otros centros de votación, por lo que hay que envíar la información al CNE y este aprueba los datos. Explicaba la coordinadora de este centro, un poco atareada debido a los inconvenientes y a una votante que sostiene papelitos con propagandas de candidatos. Lleva más de 30 minutos en la repartición hasta que es sacada del lugar, con un regaño sobre sus hombros.

Los panfletos se ven en el Ambrosio Plaza, en la entrada, frente a los miembros del Plan República. El CNE declaró estas acciones propagandísticas como un delito, pero igual lo hacen y nadie los detiene.

Todos los chavistas salen de las escuelas con su dedo como prueba del voto y con un carnet de la patria en las manos como muestra de orgullo. La tercera edad es interrogada una y otra vez y les preguntan «¿Eres pensionada o no?» cualquier respuesta será anotada en una lista con el fin de llevar un control de los datos.

Al final de la jornada el panorama fue similar. La intermitente lluvia que desaparecía y volvía a ratos fue un pequeño problema para aquel sector político, pero de igual forma ejercieron su voto, mientras otra parte del país afirmaba la inconstitucionalidad de los comicios, opinión que países como Perú, Panamá y Colombia apoyaron. Hecho que el Gobierno según sus declaraciones parece darle muy poca o nula importancia.




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