(Foto EFE)

Pilotos de experimentada y acreditada trayectoria en Venezuela se solidarizaron con el luto que envuelve a la fanaticada, familiares y amigos de los miembros del equipo de fútbol Chapecoense y periodistas que fallecieran el pasado lunes tras estrellarse el avión en el que viajaban rumbo al aeropuerto de Río Negro.

El sector destacó que tras la suspensión a cargo del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil, que  le negó el proceso de certificación a LaMia como prestador del Servicio Público de Transporte de pasajeros, carga y correo, por no respetar el artículo 66 de la Ley de Aeronáutica Civil referido a la aptitud y competencia para realizar operaciones de transporte aéreo en condiciones seguras, tres pilotos que habían permanecido tres meses en un curso de simulación aérea en Dublin Irlanda, a su regreso además de tropezarse con unas oficinas vacías y  sin el empleo prometido, cada uno arrastraba una deuda que superaba los dos mil euros.

Sin autonomía legal

Fuentes ligadas al gremio de pilotos comerciales venezolanos, ratificaron la versión dada en medios internacionales.

El Avro-RJ85 siniestrado no contaba con la autonomía de combustible suficiente,  autorizada por la normativa  internacional de aeronáutica, para realizar la travesía que hizo.

El avión hizo un recorrido que le dejó apenas una autonomía de 15 minutos de combustible, cuando lo legal es como mínimo 90  minutos. Era de esperarse que al verse obligado a dar vueltas en el aire por  una contingencia en tierra, se quedara sin gasolina, se apagara e irremediablemente se precipitara a tierra, explicó un piloto con 33 años de servicio que pidió no ser identificado.

A parecer las presuntas  irregularidades privan en todo lo referido a Lamia. A juicio de otros pilotos consultados, el que uno de sus colegas a bordo del Avro-RJ85, fuese socio de la empresa no sólo viola las normas sino que además se convierte en una amenaza doble para los pasajeros y la tripulación.

Para los declarantes de haber quedados vivos, los primeros detenidos debieron ser el capitán y el copiloto.  Es de ley que el dueño no puede ser el piloto. Un propietario  o socio con intereses monetarios piensan en dinero y después en la seguridad. Los que somos profesionales y tenemos ética pensamos primero en el resguardo de los pasajeros, la tripulación y del equipo mismo y después en lo económico, destacó la fuente consultada.

El profesional del aíre, recalcó que cualquier piloto se hubiese negado a cargar el peso  completo de esa aeronave debido a la poca autonomía de combustible disponible para la travesía.

Agregó además que aún tomándose esa previsión, el viaje constituía  un riesgo, porque el Avro-RJ85, tiene una autonomía de cuatro horas 15 minutos, cuando lo normal para un vuelo internacional es un patrón de espera  de 30 minutos y un disponible de 45 minutos extras de combustible.

Y sí el contar con apenas 15 minutos de extra de combustible no les pareció suficiente, el vuelo fue vendido a pasajeros  que como era de esperarse  iban a registrar sobre peso,  no solo por la consistencia física de los jugadores,  sino por el equipaje que llevaban, concluyó la fuente.




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