Pago financiado
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La dolarización en Venezuela ya existe. Es un hecho que experimentan a diario los ciudadanos, incluso en situaciones tan cotidianas como hacer compras en cualquier panadería, ante estrepitosa caída del valor de la moneda nacional: el bolívar. Según estimaciones, al menos 65% de las transacciones en el país se hacen con dólares.

Pero no se trata de un proceso formal, sino transaccional y de facto, lo que a juicio del economista y diputado de la Asamblea Nacional (AN) electa en 2015, José Guerra, ha generado una enorme diferenciación social entre quienes tienen acceso a la divisa estadounidense a través de remesas o trabajo y quienes solo perciben ingresos en bolívares.

En entrevista con El Carabobeño, Guerra fue tajante al aseverar que en Venezuela no es posible implementar una dolarización formal, al menos a corto o mediano plazo, principalmente por dos razones: una conceptual y otra práctica, que le impiden al gobierno de Nicolás Maduro ejecutar la medida de forma oficial.

Conceptualmente, explicó, el chavismo-madurismo tendría que “tragar muy duro” para aceptar el dólar como moneda, tomando en cuenta la narrativa “antimperialista” que durante años ha desarrollado. Además, habría que reformar la Constitución, que establece que la moneda nacional es el bolívar.

En cuanto a la razón práctica, todo se resume en el desconocimiento hacia el gobierno de Maduro y sus autoridades por parte de los Estados Unidos, que es el país emisor de los dólares. “El gobierno estadounidense tiene sancionado a Venezuela y no va a permitir que se utilice su moneda (el dólar) para que sea una moneda de circulación normal en territorio venezolano”.

La otra opción es el euro, agregó, pero se presenta el mismo problema que con el dólar: no hay reconocimiento hacia el chavismo-madurismo y países  como Alemania y Francia, que dentro de la Unión Europea tiene un peso determinante, no van a permitir que un gobierno sancionado como el de Maduro pueda usar su moneda.

Lo que vamos a ver es esta dualidad de bolívar por una parte y dólares, euros o pesos colombianos, dependiendo la ubicación geográfica, por otra”, dijo el parlamentario. “Pero ese sistema bimonetario es lo peor para un país porque es una dolarización de facto y está haciéndole un gran daño al fisco”.

Venezuela va a cerrar el 2020 con un panorama económico complejo. De acuerdo a datos de Guerra, la recesión de la economía será brutal, con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) superior a 25% al finalizar el año, un récord histórico en América Latina; la inflación estará situada entre 3.000% y 4.000% y se reporta también una caída notoria de las reservas internacionales, que dejó al país prácticamente sin liquidez internacional.

“Mi recomendación es que si a usted le llegan bolívares, salga de ellos”, dijo.

¿Es factible dolarizar los salarios?

Más de cinco millones de venezolanos, entre pensionados, empleados públicos y un gran porcentaje de trabajadores del sector privado, quienes todavía perciben ingresos en bolívares equivalentes, con suerte, a entre uno y 10 dólares, no podrán hacer nada para proteger sus finanzas de cara al próximo año.

Para el economista, este grupo poblacional está preso en Venezuela por la hiperinflación que destruye el valor del bolívar. De no recibir ingresos suficientes que le permitan acceder a divisas, lo más que puede hacer es salir a comprar la comida que pueda el mismo día que reciba los bolívares.

Al ser consultado sobre la posibilidad de mejorar los salarios en medio de las actuales condiciones y las que se proyectan para 2021, respondió: “Sin financiamiento externo, no hay cómo pagar mejores salarios en Venezuela. El aumento salarial no se puede pagar solo de la renta petrolera. Es por eso que todos los caminos conducen a la resolución del tema político”.

Un problema de financiamiento

El diputado, actualmente en el exilio producto de la persecución por parte del gobierno, es fiel creyente de que si no hay un cambio político, no habrá solución a la crisis económica.

El país tiene un problema de financiamiento debido a la caída de la producción, exportación y precios del petróleo. Además, tampoco puede acceder a préstamos de organismos multilaterales.  Eso ha hecho que Maduro tenga que financiarse a través del Banco Central de Venezuela (BCV), creando así la hiperinflación, señaló.

Según Guerra, China ya no está dispuesto a prestarle más dinero al gobierno, ya que existe una deuda por cobrar que supera los 20 mil millones de dólares. Por otra parte, Rusia no tiene la capacidad de auxiliar a Maduro desde el punto de vista financiero, Turquía tiene una economía débil e Irán también está en una situación económica complicada que le impide asistir a Venezuela con los cinco o seis mil millones de dólares que se necesitan.

Al quedarse sin un marco de financiamiento externo por parte de sus aliados, solo quedan los organismos económicos internacionales con capacidad de financiar al país a través de un programa de mayor alcance. Sin embargo, resaltó, instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que podría prestar cinco mil millones de dólares sin condicionalidad y pagaderos en cómodas cuotas, no reconocen el gobierno de Maduro.

“Hasta tanto no se resuelva el problema de financiamiento, la hiperinflación va a continuar”, insistió.




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