La Grita. Foto cortesía
Tímida, muy religiosa y trabajadora son las palabras con las que un familiar de Rosa Edilia García la describe. Su nombre fue noticia nacional cuando la vincularon con la desaparición de 15 personas en un retiro espiritual, aunque también sonaron las frases el fin del mundoextraterrestres, sectas satánicas conversaciones con la Virgen María.

Horas antes del hallazgo de las personas, ya las autoridades no hablaban de desaparecidos, sino de grupo extraviado. En declaraciones a medios de comunicación hubo énfasis en explicar que las familias Luna Roa, García Peña y Serrano estaban conformadas por personas trabajadoras y reconocidas en el pueblo. Rosa Edilia García, de 57 años, toda su vida trabajó vendiendo pasteles andinos en la panadería de su hermano, en La Grita.

La mujer, que tiene una morocha, siempre ha sido un miembro activo de la Iglesia católica. Formó parte del grupo de renovación carismática y luego se distanció. Pese a ello, su participación en eventos religiosos se mantuvo. “Ella es una buena mujer, el problema es que el fanatismo la colapsó. Ella desde hace meses nos decía que nos confesáramos porque venía el fin del mundo. Pero nunca dijo cosas como hablar con la Virgen María o Dios”, dijo a El Pitazo un familiar que pidió la reserva de su identidad.

Alejarse de los carismáticos le permitió a Rosa García conformar su propio grupo de oración, pero ante el escenario de fanatismo religioso, su familia intentó conversar con el párroco para explicarle y pedirle mediación y evitar que pasara a mayores la actitud y radicalismo de la mujer. De acuerdo con el familiar de Rosa, nunca fueron atendidos por el sacerdote, cuya secretaria siempre indicó que estaba muy ocupado. La última vez que intentaron tener comunicación con él ya era tarde, porque por redes sociales el grupo estaba reportado como desaparecido.

La familia García es conocida en La Grita por ser trabajadora, tener buena situación económica y ser de bajo perfil. Rosa García preparó el retiro espiritual y a él invitó a su hermana Teresa, a su cuñado y sobrinas. Entre ellos sumaban nueve participantes. En paralelo, otras siete personas también fueron convidadas.

Para su actividad religiosa, las familias se dedicaron a comprar alimentos, agua, gasolina y suministros para estar hasta el 13 de septiembre en la montaña tachirense, según lo que les dijeron a los funcionarios policiales que los encontraron la tarde del 9 de septiembre, luego de 19 días de retiro espiritual.

Sin tener limitantes económicas, tener provisiones no era un problema para ellos. El familiar de Rosa García dijo, horas antes de ser encontrada, que ellos no estaban preocupados por la supuesta desaparición porque sabían que el fanatismo de su pariente era grande, y aunque ella era la más humilde de los hermanos, el resto del grupo familiar tenía los recursos para comprar, incluso, una finca y desconectarse sin pasar ninguna necesidad.

La misma persona tenía la certeza de que su familia estuvo bien en todo momento, porque aunque ahora entiende que su tía Rosa sí necesita ayuda psicológica, sabía que no era mala persona y no estarían en peligro. El alcalde de Jáuregui, Juan Carlos Escalante, también coincidió horas antes del hallazgo en que ellos estaban bien, porque los conocía y no eran locos o malas personas, y además tenía la convicción de que estaban en oración constante.

Desde extraterrestres hasta sectas satánicas manejaron como tesis las autoridades en un principio por el testimonio de personas del pueblo que sabían del fanatismo de Rosa García. Pero el mismo día en que los encontraron, las autoridades se dieron a la tarea de desmentir cualquier hipótesis y explicar que el grupo de oración había ido a una actividad religiosa, que en Venezuela no está penalizada, pues en la Constitución se establece la libertad de culto.

Pero estaban desaparecidos. Lo estuvieron porque, además, en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) había una denuncia por la desaparición de dos menores de edad. El padre de las niñas formalizó lo que corría por redes, que era el extravío del grupo.

Las menores de edad estaban con su mamá, familia de los Luna. Aunque la denuncia dio pie al inicio de la investigación, el familiar de Rosa García reveló a El Pitazo detalles sobre esa circunstancia y por qué ellos seguían sin angustiarse ni pensar en secuestro.

“Ellos están separados. Tienen una hija recién nacida y una de ocho años, y resulta que la mujer se negó a que la mayor pasara unos días con él y su nueva familia porque se iba de retiro espiritual. Como se desconectaron y quedaron incomunicados en la finca, él hizo la denuncia en el Cicpc como represalia contra su exmujer. Sabemos que es un problema de pareja que trascendió tanto que paralizó a un estado entero”, relató el hombre.

De allí la explicación de por qué no existieron más denuncias. En el grupo estaba un joven de 13 años cuya madre no lo dio por desaparecido sino hasta que el Cicpc la llamó. Había autorizado que su hijo fuera de paseo a una finca con su familia paterna. La alarma se encendió cuando vio por redes sociales que estaba desaparecido y que hablaban de sectas, extraterrestres y todo lo ya conocido. Pese a que dio su consentimiento, desconocía que iban a un retiro espiritual.

Lee la nota completa en El Pitazo




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.