¿Una dictadura que esté realmente fuerte, con apoyo de los cañones de la Fuerza Armada, necesita ganar tiempo, unas semanas o meses más, para sostenerse en el poder?
¿No se intentó, 30 de abril, sacarlo bajo otro método y fracasó?
¿La finalidad de Guaidó y de la mayoría de las fuerzas democráticas del país son o no son las elecciones?
¿No es verdad que la comunidad internacional, el Grupo de Lima, Parlamento Europeo, otras veces los EEUU, apuestan a una salida incruenta?
¿No hay compatriotas de alto nivel intelectual y político que piensan que ningún país extranjero entrará en una acción bélica sino tiene intereses particulares?
¿Si consideramos que Guaidó es traidor o un mozalbete incapaz e irresponsable, vamos a seguir apoyándolo?
¿Hay ingenuos que todavía piensan que sin negociación política, el 30 de abril estuvo entre lo acordado, Maduro se va, tranquilamente?
¿No es verdad de Perogrullo que no hay fórmula divina de negociar sin hablar, es decir sin diálogo?
Y así hay interrogantes hasta el infinito… Sino tenemos confianza en Guaidó, con razón o sin ella, para los efectos es lo mismo, preparémonos entonces para unos lustros más de dictadura, pero más férrea.
Finalmente hay algunos personajes que por vanidad, por egos en las nubes o por ignorancia: si usted dice elecciones ellos dicen intervención, parodiando al Libertador.