Venezuela siempre ha extendido sus brazos, a todos los que han escogido esta tierra como su segunda patria; a partir de 1830, por disposición de Páez, llegaron los primeros inmigrantes, fueron los canarios. Durante la década 1947 – 1957, ingresaron la mayor cantidad de inmigrantes, huyendo de la devastación, economía crítica, desempleo y las necesidades producidas por la guerra; igualmente atraídos por el ingreso petrolero en un país con pocos habitantes, la economía en franca recuperación y con significativas obras que requerían mano de obra, a esto sumamos la política de puertas abiertas, que facilitaban el ingreso y futura naturalización. Llegaron con una pequeña maleta llena de fe y esperanzas en una mejor vida. En Caracas se habilitaron algunos albergues para socorrer a los inmigrantes que llegaban en grandes cantidades.

La feliz iniciativa de Emiliano Azcunes, futuro Gobernador del estado Carabobo, con el valioso aporte de bienhechores, entre quienes se encontraban: Monseñor Luís Eduardo Henríquez, Don José Cabello Calvo y Don Oswaldo Feo Caballero, éste último, en la oportunidad de conmemorarse los cincuenta años de la llegada de los primeros inmigrantes, escribió el 2 de septiembre de 1997, un interesante libro denominado “Centro de Recepción de inmigrantes El trompillo”, en el cual narra su experiencia.

Las barracas, con capacidad para dos mil quinientas personas, fueron construidas en una antigua hacienda propiedad de Antonio Pimentel, cerca de Guigue en el municipio Carlos Arvelo del estado Carabobo. Los inmigrantes, en número de 55.000 llegaron durante diez años, ellos, traían consigo pocas pertenencias, un corazón amplio lleno de sueños y la fe en Dios por encontrar una mano amiga y la consiguieron.

Don Oswaldo funda el 2 de octubre de 1947, la Sociedad Amigos de los Inmigrantes de Valencia. Por solicitud y coordinación del instituto Internacional de Refugiados, con sede en Ginebra, llega por primera vez a Puerto Cabello el contingente «A» desde el puerto de Bremenhaven, en el barco General Samuel.D. Sturgis, con ochocientos cincuenta refugiados, que ingresaron al Trompillo, eran yugoslavos de origen croata, rusos de origen ucraniano, polacos, húngaros, lituanos, griegos, rumanos, austríacos, búlgaros, estonianos y checoslovacos.

En 1947, Venezuela era un país con un futuro promisorio, donde todo estaba por hacer; la economía crecía, con poca deuda externa, sin deuda interna; el gobernador de Carabobo era el distinguido médico Manuel García. Aún con ciertas limitaciones, el Centro de Recepción contaba con: una oficina de identificación, oficina de colocaciones, asistencia social y médica, estadísticas, comedor, un hospital, escuela y jardín de infancia; el Director de la referida instalación era Roberto Ara Lucena. En 1947, fue promulgada una nueva Constitución Nacional, que consideraba importantes aspectos, pudiendo mencionar: en su Título II, de la Nacionalidad en su Artículo 12, expresa: son venezolanos por naturalización, la extranjera(o) casada(o) con venezolano (a), si conforme a la Ley nacional pierde por efecto del matrimonio su nacionalidad anterior. Los hijos mayores de edad, de padre o madre venezolanos por naturalización, nacidos en el exterior, si se domicilian en el país y manifiesten su voluntad de ser venezolanos.

La Sociedad de Amigos de los inmigrantes de Valencia, logra entre tantas actividades de tipo humanitario, el apoyo logístico, traductores, personal voluntario para atender a los niños, algunos nacidos en el refugio y tramitarles empleos a este valioso material humano. El 28 de mayo de 1950, efemérides de la Primera Batalla de Carabobo, participaron con sus trajes típicos en una ofrenda floral, donde entonaron los himnos de Venezuela y Lituania. El viejo reloj del trompillo testigo mudo de la feliz iniciativa, fue colocado en la plaza Ávila de Guigue.

El 10 de diciembre de 1985, es creada la Asociación Venezolana de Inmigrantes con sede en Valencia, bajo la presidencia del señor Milos Andric, acompañado de: José Cabello Calvo, Flavio Fridegotto, Ángel Pusnam, Julia Bondarenko, José Martín Pereira, Silvana Pusnam, Don Alfonso Marín, Pedro Casalla Díaz y Manuel Pereira, designando el primer domingo de octubre como conmemoración del Día del Inmigrante, amparados por su Patrono San Juan Bautista Scalabrini.

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