La cifra fue lanzada al aire: “Se generarán 85 mil empleos”. Los aplausos fueron inmediatos, salieron de las manos de quienes acompañan al presidente Nicolás Maduro en cada anuncio, están ahí para eso, aunque desconozcan de qué se trata.

La tarde del domingo 8 de enero pasó una vez más cuando el mandatario dijo lo que para él es una gran noticia. Pero desde Carabobo, el que fue el estado industrial del país, los cálculos son claros. Ese número apenas representa 21,25% de los puestos de trabajo que se requieren en la región tras 18 años de socialismo.

El presidente se equivocó en las cuentas. Son 400 mil los empleos que se deben crear solo en la región central, de acuerdo a Fedecámaras. Para lograrlo se necesita de al menos 20 mil pequeñas y medianas industrias. Sin embargo, los planes son otros. La idea de Maduro y su gabinete, según dijo en el programa dominical número 76 transmitido por el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV), es la reactivación de apenas 51 obras públicas que se paralizaron “por la guerra económica de la derecha, la burocracia y la desidia de muchos funcionarios”. No hay incentivo a la producción privada en su agenda.

300 mil millones de bolívares fueron aprobados para tal fin el equivalente, a tasa Dipro de 10 bolívares, a los 30 mil millones de dólares que el Gobierno mantiene como deuda a proveedores internacionales del sector privado y que de cancelarse, permitirían recuperar líneas de crédito y reactivar el aparato productivo del país.

Esos 400 mil empleos que se requieren en Carabobo representan solo el arranque de su recuperación, tras la pérdida de cerca de un millón de puestos desde 1998, de los que 500 mil se cuentan a partir de 2013 cuando Nicolás Maduro asumió el poder. A ello se suman 50 mil personas que están bajo la figura de la suspensión laboral por la detención de líneas de producción y fábricas enteras, según sondeos no oficiales de instituciones gremiales.

 

MENOS EMPRESAS MÁS POBREZA

Jaime Ocando no tiene la cuenta exacta. Pero no titubea al asegurar que más de la mitad de las empresas ha dejado de funcionar. Él no es representante del sector, tampoco es un vocero oficial, aun así, todos en la Zona Industrial Municipal I de Valencia lo conocen. Han sido 25 los años que se ha paseado por sus calles sobre la bicicleta que adaptó y ha modificado con el tiempo para vender perros calientes cada tarde.

Para él es fácil determinar que industrias dedicadas a la fabricación de piezas hechas a la medida de modelos de vehículos específicos han sido las más afectadas. “Casi todas han cerrado”. En Carabobo está anclado 70% de las compañías de ese sector que ha mantenido como constante la paralización o el trabajo, de manera intermitente desde 2014, a menos de 10% de sus capacidades instaladas, un daño letal a la industria que más empleos genera en el país con más de 100 mil.

Sus estimaciones no son exactas, pero sí ajustadas a la realidad. Carlos Luis González, primer vicepresidente de Fedecámaras en la entidad, detalló que al inicio del gobierno de Hugo Chávez, en 1999, existían en el país alrededor de 12 mil industrias. Era una buena época. Ocando recuerda las colas de personas con carpetas en mano en las puertas de las plantas, muchos de ellos lograban pasar las pruebas a las que eran sometidos y en semanas los volvía a ver con uniforme que les daba el sello del progreso que ya no existe.

Para esa fecha, en Carabobo se contaban alrededor de tres mil 600 empresas, el equivalente a 30% del total en el país. Era una población de dos millones 106 mil 265, de los que 0,75% eran considerados con un nivel de vida pobre por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Todo eso cambió. Más allá de lo que el vendedor de perros calientes puede detallar en su bicicleta, los números lo confirman. En 18 años de socialismo ocho mil empresas en el país han desaparecido, solo sobreviven cuatro mil. Se trata de 66% menos industrias. En la entidad apenas mantienen sus operaciones mil 200 empresas en un contexto con un incremento de 36,4% de la densidad poblacional y del índice de pobreza, según el último registro del INE en 2013, que pasó a 26,9%.

Lo más grave está por darse. Las estimaciones de Fedecámaras Carabobo apuntan a que este año no abrirá, tras el receso decembrino, entre 30% y 40% de las industrias aún activas porque no hay manera de mantener cadenas productivas como consecuencia de lo controles que causan temor, además de la falta de insumos básicos para la manufactura.

El desabastecimiento en los inventarios de la industria nacional es de 95%. “Así es imposible darle continuidad a los procesos dentro de las plantas”. Las pequeñas y medianas empresas son las más afectadas al no contar con el pulmón que tienen las grandes y transnacionales que pueden optar por reducir o eliminar horarios y suspender líneas.

MIL 500 EVIDENCIAS

“La relación empresa privada y progreso es indiscutible”, resaltó González. De las cuatro mil compañías que aún luchan por mantenerse activas, dos mil 500 corresponden a inversiones privadas, el resto (mil 500) están en manos del Estado tras la ola de expropiaciones, intervenciones y el mecanismo de acompañamiento en el proceso productivo.

Esas dos mil 500 abastecen 92% de los anaqueles del país. El Gobierno se encarga solo del restante 8%. “Eso revela la ineficiencia del sector público en el manejo de procesos productivos, con lo que no se ha hecho otra cosa que aniquilar la industria”.

Se trata de mil 500 empresas con grandes capacidades para la producción y colocación en el mercado de alimentos e insumos básicos para la gran industria. “Son cada una de ellas evidencias del fracaso de estos años en los que se ha instaurado un modelo equivocado”.

 

SALARIO QUE DESTRUYE

Esa tarde del 8 de enero los aplausos eran la antesala y la celebración de cada anuncio. El presidente Maduro se sentía orgulloso de lo que decía, creía que premiaba a la población, pero realmente la castigaba. Aumentó el sueldo mínimo y rompió récord al hacerlo 15 veces en menos de cuatro años. Ahora los venezolanos cobrarán al mes 40 mil 638,15 bolívares, que representan un déficit equivalentes a 93,5% respecto a la canasta básica familiar. Ese es el primer punto en contra a esa medida.

Pero eso no es todo. Con el ajuste salarial al menos se incrementará el desempleo en 15%, alertó Froilán Barrios, coordinador nacional del Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess). Las empresas del país no tendrán otra alternativa para sobrevivir que hacer intensos recortes de personal, acción que contradice las aspiraciones del mandatario nacional de ganarle al presidente de Bolivia, Evo Morales, al plantearse como meta reducir hasta 4,5% el nivel de desempleo en Venezuela, tal como lo anunció  en el mismo programa de televisión, en el que todos los aplausos estuvieron equivocados, como si se festejara la tragedia de un país con promesas que no se cumplirán y anuncios por debajo de las necesidades reales.

 




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