Solidaridad para enfrentar el caótico servicio de agua

A causa de un servicio intermitente y las malas condiciones en las que llega el agua a sus casas, muchas personas llenan botellones gracias a una manguera dispuesta por una familia que busca ayudar a quienes lo necesiten.

Diariamente Jesús Gonzáles se despierta temprano y hace un trayecto de 15 o 20 minutos en carro hasta Tarapio I, en Naguanagua, para poder surtir agua. En su casa, ubicada en la comunidad Santa Ana, el líquido llega muy pocas veces, y cuando lo hace la calidad deja mucho que desear.

Resolver es una palabra habitual en el vocabulario de los venezolanos que buscan formas para solventar sus problemas y carencias. Así lo describe González, quien va todos los días a llenar botellones para poder tener agua limpia y apta para el consumo de los 7 integrantes de su familia.

El servicio de agua llega a su hogar dos o tres veces a la semana, pero no sirve para cocinar o lavar porque huele mal y tiene un color amarillo o, incluso, hasta marrón. Poder llenar botellas gracias a la manguera que han dispuesto desde una casa en la calle San Juan de Tarapio I, le ha resuelto muchos problemas.

“Aquí siempre hay gente llenando botellones. Vienen hasta en la noche, y si llueve se mojan mientras esperan” contó María Romero, hermana de la dueña de la casa que surte agua a los vecinos de la comunidad y a cualquiera que lo necesite. En la vía se observa a las personas cargando en carritos varios recipientes de agua y una fila que espera por su turno.

Las personas llevan de tres a cuatro envases para llenarlos de agua. Foto: Paola De Freitas.

Todos los días está la toma disponible, de lunes a domingo, desde las 8:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde aproximadamente, cuando hacen una pausa para también hacer uso del servicio quienes viven en la casa. “Si usted va a lavar, no puede dar agua” señaló Romero. Su hermana cierra la manguera para beneficiarse también, pero a veces deben sacarla porque la gente espera con ansias afuera.

Recordó que cuando tenía unos diez años, sus padres abrieron un pozo en la calle San Juan y la comunidad iba a buscar agua hasta allá, pero al pasar el tiempo eso se olvidó. Hace no mucho, durante la gestión de una alcaldesa de la que no recuerda el nombre, se colocó una bomba que comenzó a distribuir agua hasta Guere.

Desde ese entonces la comunidad de la calle San Juan comenzó a pelear porque no recibían el servicio igual que antes, hasta que optaron por tomar medidas por sí mismos. Rompieron la calle y pusieron una tubería. La hermana de Romero decidió desde ese momento ayudar a sus vecinos y a quien lo necesitara, de forma completamente gratuita.

Agua limpia

El agua es limpia. Según relató Romero, un especialista que los visito hace un tiempo aseguró que no contiene arenilla ni nada. Y así como Jesús González va desde su casa en Santa Ana, otras personas también van de muchos lugares diferentes a llenar recipientes para suplir la falta en sus hogares. “Gracias a Dios esta gente nos suministra agua gratis, y es limpia, apta para consumo”.

El agua que sale por la manguera es muy limpia. Foto: Paola De Freitas.

Agua de Hidrocentro, amarilla y maloliente

El agua que surte Hidrocentro a través de tuberías, en muchos sectores de Carabobo llega amarilla y maloliente. La mala calidad de este líquido tiene su origen en las comprometidas aguas del embalse Pao Cachinche, el reservorio  para consumo humano.

El desvío de las aguas del Lago de Valencia en el año 2007 lo afectó de manera significativa. A ello se suma la inoperatividad de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de La Mariposa y la de Los Guayos, esta última desmantelada, las cuales debían tratar las aguas servidas de la Gran Valencia,que pasan intactas hasta Pao Cachinche.

La PTAR La Mariposa está inoperativa al menos desde el año 2014. En ese tiempo ha recibido dos desembolsos millonarios por parte de la CAF Banco de Desarrollo de América Latina, que totalizan 173.9 millones de dólares. A la fecha, la instalación sigue sin funcionar.

 

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