El cerebro de los adolescentes tiene características muy particulares. Lo que hace que se comporten de una manera distinta y resuelven problemas y tomen decisiones de forma diferente a los adultos.
Este cerebro se encuentra en un periodo de maduración, la cual ocurre de la parte posterior a la anterior.
En la adolescencia se suceden cambios muy importantes en dicho órgano. Empiezan a formarse nuevas conexiones, las ya existentes se enlazan con mayor eficiencia y eficacia y las menos usadas y poco importantes comienzan a desparecer.
En esta etapa de maduración, ocurren cambios en dos zonas fundamentales del cerebro, una de ellas se conoce con el nombre de corteza prefrontal y se encuentra en la parte superior y anterior. Esta zona pre frontal se encarga de los métodos cognitivos complejos. Es la que nos permite tener un pensamiento abstracto, y coordinar nuestras sensaciones y acciones, el autocontrol, la planificación, la empatía, el juicio, la toma de decisiones, la conducta social, es decir la corteza prefrontal es la parte del cerebro encargada de la conciencia.
La corteza prefrontal es la última zona del cerebro en madurar. Por debajo de esta se encuentra el sistema límbico encargado de regular las emociones, allí se ubican los centros de bienestar, de recompensa, impulsividad, búsqueda de placer inmediato, impulsividad, mediadas por un neurotransmisor llamado dopamina. Esta zona madura más rápidamente que la corteza prefrontal.
Pero allí no queda todo, por si fuera poco se inicia en ellos un incremento substancial en la producción de hormonas sexuales. Ellas no solo van a marcar la diferenciación sexual y corporal sino que también tiene que ver mucho en las actitudes y acciones de los adolescentes.
Las hormonas sexuales femeninas permiten una maduración más rápida de la región frontal que se encarga del lenguaje, del control de los impulsos, la temeridad y la agresividad. Durante esta época los circuitos femeninos se vuelven más susceptibles a los matices emocionales, tales como la aprobación y desaprobación, la aceptación y el rechazo. En esta etapa la joven se vuelve extremadamente comunicativa con sus amigas y forma grupos sociales compatibles con ella para sentirse segura y protegida.
Las hormonas sexuales masculinas favorecen el desarrollo de las zonas donde se integran las tareas espaciales. Los varones, tienen dos veces y media más espacio cerebral dedicado a aspectos relacionados con la acción y la agresividad, al igual que al impulso sexual y al miedo. Pueden pasar horas hablando con sus amigos de sus hazañas deportivas, sus batallas en los videojuegos o de los deportes que realmente les motiva. Se recrean días completos delante del computador sin que aparezca ninguna otra motivación que los distraiga o los perturbe.
Imaginemos por un momento que somos un adolescente de 15 años, donde de forma brusca, comienza a cambiar nuestro cuerpo. Con un cerebro en remodelación, donde llegan de manera muy veloz y con un impulso inusitado y altisonante, una gran cantidad de emociones. Angustia, miedo, incertidumbre, placer, temeridad. Todo es nuevo, por estrenar, por lo tanto cual es nuestro primer impulso? , probarlo, saber si nos queda bien, saber cómo funciona y comenzamos a experimentar. Pero hay un inconveniente, nuestro sistema de control (corteza prefrontal) donde se toman nuestras decisiones y acciones aun está en construcción y además dependen de un circuito muy fino que apenas se comienza a formar. Es como poner en marcha un carro por una bajada infinita donde poco a poco se toma mayor velocidad y cuyos frenos funcionan de manera irregular.
En resumen un cerebro en remodelación y un cuerpo en reconstrucción. Una vez más mucha paciencia y precaución.
