fallecidos por COVID-19 en Carabobo
Un paciente con COVID-19. (Foto Archivo=

Ningún número cuadra con la realidad respecto a los casos de COVID-19 en Carabobo. Es un drama que se traslada a las cifras de fallecidos por esta enfermedad y de los que en el conteo oficial se excluye a 30 %, como si nunca existieron, como si ellos no cuentan.

No hay respuestas. Simplemente hay seis no están en la lista sin explicación alguna, mientras que desde el régimen solo se cuentan 14. Pasó con el funcionario del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), detective jefe Orlando Polanco, adscrito a la subdelegación Las Acacias de Valencia, cuya muerte ocurrió el 2 de agosto por el nuevo coronavirus, según confirmó el director nacional de este organismo de seguridad, Douglas Rico.

Fue un fallecimiento que nunca se anunció desde la Comisión Presidencial para la Prevención, Atención y Control del Coronavirus, que depende del régimen de Nicolás Maduro, pero que fue muy sentida por sus compañeros de labores en Carabobo.

Por el retraso en la entrega de las PCR y, tomando en cuenta que los anuncios en Caracas suelen hacerse un día después que ocurren los hechos, se esperaba que al día siguiente se hiciera oficial. Pero no fue así. El 3 de agosto, Jorge Rodríguez anunció la muerte de un hombre y destacó que entró a Venezuela por una trocha. Dijo que en Táchira acudió a un centro de salud. No quedó claro si murió allá o en Carabobo. Y tampoco tiene nada que ver con el funcionario del Cicpc.

Cronología de fallecidos por COVID-19 en Carabobo

El primer deceso por COVID-19 en Carabobo fue reportado el 3 de julio. Se trató de una mujer de 67 años del municipio Diego Ibarra “con enfermedades preexistentes que tuvo contacto con un familiar que regresó desde Colombia. Presentó un paro cardiorrespiratorio que le causó la muerte”, dijo Jorge Rodríguez en esa oportunidad.

El 9 de julio informó de un segundo deceso. Un hombre que fue víctima del foco del Mercado Mayorista del municipio Libertador. Era diabético y tenía 59 años. El tercero le correspondió a Nicolás Maduro decirlo al país: Un hombre de 53 años, residente de Puerto Cabello. Solo dijo eso.

20 días pasaron para que la lista de fallecidos por COVID-19 en Carabobo creciera y fue el turno de Delcy Rodríguez, quien informó del fallecimiento del segundo comerciante informal del Mercado Mayorista. Tenía 58 años.

Y mientras el 31 de julio el sector salud lloraba y lamentaba la muerte del cirujano plástico Henry Álvarez, quien estaba en cuidados intensivos de la clínica privada para la que trabajaba, con síntomas claros del nuevo coronavirus, de acuerdo con Médicos Unidos Venezuela, Nicolás Maduro solo habló de una mujer de Juan José Mora que se dedicaba a labores del hogar y tuvo contacto con un paciente positivo procedente de Colombia quien ingresó por trocha.

“Estuvo en un centro de salud de Puerto Cabello y después fue trasladada a cuidados intensivos de un centinela en Valencia, donde falleció. Tenía 77 años”.

La muerte del doctor Álvarez nunca fue incluida en el reporte nacional. Lo mismo ocurrió el 6 de agosto con el fallecimiento de la doctora Morela Martínez, quien está en las estadísticas de Médicos Unidos Venezuela. Trabajaba en la Clínica Elohim de La Isabelica y murió en Tocuyito.

Al día siguiente, el gremio siguió de luto con el deceso del doctor Patricio Torres, cirujano intensivista de 58 años. Es un registro que tampoco está en los reportes oficiales, sin ninguna explicación.

Antes, el 3 de agosto, Jorge Rodríguez dio a conocer la muerte de un hombre que entró a Venezuela por una trocha y en Táchira acudió a un centro de salud. No se sabe si murió allá o en Carabobo.

El 7 de agosto, Nicolás Maduro informó sobre el deceso de dos personas más, con lo que hasta ese momento, según reporte oficial, la cifra era de ocho fallecidos en la entidad. Se trató de un militar activo, vicealmirante de la armada de 53 años, residenciado en Puerto Cabello, y un comerciante de una farmacia, quien vivía en el municipio Naguanagua.

Cinco días más tarde, la vicepresidenta del régimen reportó la muerte de un hombre de 61 años y otro de 62. No dio detalles del municipio de residencia de ninguno, con lo que la desinformación aumentó.

El trabajador de la refinería El Palito, Ulises Querales, falleció el 14 de agosto por COVID-19, según informó Eudis Girot, director ejecutivo de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv) y tampoco fue incluido en el conteo oficial.

El 17 de agosto, fecha del pico máximo de contagio por COVID-19 en Carabobo, con 44 casos, se anunciaron dos decesos más, pero con el mismo vacío informativo. Un hombre de 64 años y otro de 68. Solo eso.

El 18 de agosto, otro anuncio por Twitter enlutó a dos familias carabobeñas. Un hombre de 71 años y otro de 66 de los que la vicepresidenta del régimen tampoco dio mayores detalles. Ese mismo día en la refinería El Palito hubo otro deceso. Se trata de Williams Rodríguez, quien era compañero de trabajo de Querales, quien murió cinco días antes.

 

Es así como tampoco se conoce el municipio de residencia de 50 % de los 14 fallecidos por COVID-19 en Carabobo anunciados por el régimen. Esto no incluye a los tres médicos, el funcionario del Cicpc y a los dos trabajadores de El Palito, lo que deja claro que faltan al menos seis muertes que no están en las estadísticas oficiales. Lo peor es que no hay respuestas que justifiquen su exclusión.




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