Dayrí Blanco
El monopolio del Estado en la comercialización de papel prensa persiste. El principal insumo de los medios impresos del país es importado y los reportes de Puerto Cabello y La Guaira dejan claro que ningún distribuidor privado ha adquirido la materia prima desde que su distribución nacional pasó de manera exclusiva, a manos del Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM).
Las empresas que de forma independiente y privada importaban el insumo para suministrárselo a algunos rotativos ya no cumplen con esta función. Dipalca era una de ellas. Los últimos cargamentos que le llegaron a los muelles carabobeños fueron en febrero y abril de 2014 cuando recibió 10 contenedores con 287 toneladas en cada oportunidad.
Pero el CEAM logró adueñarse del mercado. Este año ha importado cinco mil 716 bobinas que arribaron a La Guaira en enero, y otras las tres mil 250 que se nacionalizaron en febrero. Desde marzo la dinámica cambió. La Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex) comenzó a ser la encargada de la importación del papel prensa, pero la distribución sigue dependiendo de manera directa del CEAM sin ningún tipo de intermediario público, ni mucho menos, privado. Ese mes se recibió de esta manera cuatro mil 905 bobinas, en abril otras cuatro mil 296, y el 17 de mayo llegó el más reciente cargamento en el barco “Azoresborg” de dos mil 131 bobinas, de las que aún esperan ser despachadas 883.
Los medios impresos del país están condenados a esperar que desde la empresa presidida por Hugo Cabezas se les comercialice la materia prima. No hay otra alternativa. “El Estado monopoliza la venta de papel desde Maneiro”, señaló Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, para explicar se trata de un caso complejo. Las empresas de alimentos, medicinas o de manufactura de cualquier otro bien pueden optar al Cencoex a tasa preferencial de 6,30 bolívares, cuyas asignaciones se han reducido hasta en 50%, pero los periódicos no. Las subastas del Sicad siguen paralizadas desde octubre. Antes del nacimiento del CEAM la gerencia de cada rotativo importaba de forma directa el insumo, con la creación de Cadivi y las restricciones de divisas las deudas con los proveedores internacionales crecieron y los créditos fueron suspendidos.
Solo Maneiro recibe bolívares
No existen distribuidores privados que acepten pago en bolívares calculados a ninguna de las tasas oficiales. Es una versión falsa que se ha difundido. Lo que sí es posible es comprar papel prensa a empresas extranjeras que solo reciben dólares. Desde los molinos canadienses se ofrece cada tonelada en 800 dólares, los rusos tienen un precio fijado de 700, y desde Chile lo venden en 680 dólares cada tonelada. Simadi es la única posibilidad legal de obtención de divisas para poder adquirir el insumo de esta forma. Diarios como El Carabobeño requieren, en condiciones actuales de baja paginación y circulación, de 84 toneladas al mes, lo que es igual a 57 mil 120 dólares (tomando como referencia la cotización más baja de 680 que se ofrece desde Chile), que calculados a tasa de 199,01 (Simadi) suman un millón 136 mil 451,2 bolívares. Bajo estas condiciones es casi imposible que algún medio pueda subsistir.
Pero eso no es todo. Según el Banco Central de Venezuela (BCV) el Simadi solo cubre el 2% de la demanda nacional de divisas. “La asignación es mínima. No existe un mercado fluido porque la oferta es baja”, advirtió León. Esto descarta esta opción de manera definitiva como una salida a la crisis de papel de algunos medios independientes en el país. El mercado paralelo está mejor abastecido, pero es aún más insostenible para los rotativos, además de no ser una transacción legal.
Tener una cuenta en el exterior en dólares podría ser la alternativa. El problema lo representa en este caso la tasa a emplear para reponer esas divisas tomando en cuenta que el Simadi no ofrece lo suficiente, y que el valor del paralelo sube a diario.
Todo indica que la única alternativa que tienen los medios impresos del país para la compra de papel prensa, es que desde el CEAM se autorice la venta del insumo mientras los inventarios se están agotando.
