Marta Colomina

Todo en Maduro y su régimen es engaño y violencia. Está en su
naturaleza. En plena crisis humanitaria, fleta dos aviones y con  costosa comitiva, emprende «una gira
relámpago «por varios países del Medio Oriente con la excusa de
«estabilizar los precios del petróleo», mientras  sus 
ujieres tribunalicios y  las
cuatro comadres del CNE cumplían las órdenes de eliminar inconstitucionalmente
el revocatorio, y  grupos violentos y
financiados por su gobierno allanaban la sede del Parlamento, destrozaban sus
instalaciones, golpeaban a diputados y periodistas  y, pistola en mano, robaron una cámara de
Globovisión, tres chalecos antibalas al personal de Telecaribe y, siempre a
punta de pistola, arrebataron  varios
celulares a los allí presentes. Uno de los objetivos del  viaje no era solo simular un «yo no
fui» sobre el golpe de Estado contra el RR que convertiría  inequívocamente a su régimen en un dictadura,
sino, y sobre todo, pedirle un encuentro «relámpago» al Papa
Francisco con el vano propósito de lavar su deteriorada imagen mundial de
violador de los DDHH.

Como las fotografías del «encuentro» debían ser tan
poco halagadoras como las  palabras  del Santo Padre a Nicolás,
Villeguitas–reincidente jefe de la oficina de propaganda del régimen– decidió
publicar las viejas  gráficas de otra
cita anterior de Maduro con el Papa Francisco, y las hizo pasar  como actuales. Es decir, que las fotografías
divulgadas oficialmente no corresponden a esta última visita en la que Su
Santidad instó a Maduro a «escuchar a los venezolanos», y sobre la
cual reza el comunicado oficial del Vaticano que «el encuentro se celebró
en el marco de la preocupante situación de crisis política, social y económica
que ese país está atravesando y que repercute duramente sobre la vida diaria de
toda la población», prueba de que al 
Papado no pueden darle gato por liebre 
porque conoce la terrible crisis humanitaria venezolana creada por las
catastróficas políticas de su visitante.

Maduro está con el agua al cuello. Mientras otros países
productores  acuden a los ahorros
guardados en tiempos de bonanza petrolera para paliar la actual caída de los
precios del crudo, el chavismo no solo 
dilapidó  los ingresos
recibidos  por billón y medio de dólares
(1,5 millones de millones) en corrupción ,despilfarro y regalos a sus
compinches externos, sino que, en plena época de vacas gordas, se endeudó hasta
límites insostenibles, como demuestra la vergüenza de haber podido canjear solo
el 39,4% de los bonos de Pdvsa (declarados en «default selectivo» por
Standard & Poors).

Pdvsa  registra 10
meses de caída de su producción, hasta llegar hoy a solo dos millones de bpd,
lo que significa que, en los 18 años de chavismo, perdió millón y medio de bpd,
dado que Chávez la recibió con 3,5 millones bpd. A causa  del grave deterioro actual de las
refinerías  nacionales por no haberles
hecho la inversión y mantenimiento requeridos, 
Pdvsa está importando 250 mil bpd de gasolina y diesel  para atender el mercado interno.

Pero no solo han arruinado Pdvsa, sino  la 
producción industrial del país que, acosada por el régimen, ha caído más
del 80% por falta de materia prima, según revela Conindustria. El
amedrentamiento aumenta: el jueves el Sebin rodeó hostilmente las instalaciones
de La Polar y la residencia de Lorenzo Mendoza, su presidente El sector
agropecuario venezolano se declara en emergencia (recordemos los nefastos
«exprópiese»)  a causa del
incremento del abigeato, robo de maquinarias, extorsión y secuestro, sin que
Maduro mueva un dedo para combatir la destrucción y ruina de estos  sectores vitales, ahora que no hay divisas
para importar alimentos y medicinas.

A su llegada al país, lejos de pedir sanciones para quienes
invadieron salvajemente  la AN, Maduro
justificó el hecho y se burló de  la
oposición. Dijo cínico: «La gente entró riéndose y abrazándose a la AN
para hacer sentir la voz del pueblo», mientras que el cardenal Urosa
calificó la agresión a la AN por grupos violentos del oficialismo como
«sumamente grave y contradictoria al diálogo».

Sabedor Maduro de la presencia del delegado Vaticano en
Venezuela para participar en el controversial «diálogo»,  suavizó 
su  «discurso», aunque  no sus delictivas acciones: cerró 10
estaciones del Metro para impedir el acceso 
de los participantes en la «Toma de Venezuela» a la autopista
Fajardo;  la GN atravesó camiones y
gandolas trancando el paso mientras 
exhibían su violencia contra los manifestantes.

Las bandas armadas pagadas por el gobierno, llamadas
cínicamente «Colectivos de paz», junto a efectivos controlados
por  el régimen, comandaron una feroz
represión contra  los  concurrentes 
en  al menos 13 regiones del país.

Un policía de Miranda fue asesinado y aunque Maduro se
apresuró a culpar a Capriles, todos sabemos 
que quienes van armados son los violentos rojos. El  chavista alcalde de San Francisco, en el
Zulia, ordenó disparar con armas de fuego a los manifestantes  y ocasionó 
cinco heridos, algunos de gravedad. («disparar a matar es un delito
de lesa humanidad» denunció el diputado Julio Montoya).

Varios policías de Aragua golpearon y patearon con saña a una
mujer, dejándola malherida. Los 
Tupamaros  del gobernador de
Mérida destrozaron la alcaldía del municipio Alberto Adriani. Un joven de Primero
Justicia perdió un ojo por agresiones policiales en Barinas. Y así cientos de
denuncias   sobre los ataques de  los grupos oficialistas contra los
manifestantes. Hasta el jueves el Foro Penal reportaba 263 personas detenidas
por la «Toma de Venezuela», y más de 100 manifestantes heridos.

 La cronista no puede
apartar de su mente el video  donde  un soldado apunta  con su fusil a  un joven tachirense  y éste, con los brazos abiertos, le dice
dramáticamente al soldado: «Mátame, que tengo hambre». No le disparó.
Seguramente  el soldado tenía tanta
hambre como el joven manifestante.

El corresponsal de la cadena norteamericana ABC fue detenido
en Carabobo por grabar en un hospital, acusado de !!»comprometer la
seguridad pública»!! (el régimen de Maduro 
compromete la vida de los venezolanos 
con hospitales  convertidos en
lugares  de muerte).

Las protestas mundiales por la violencia oficial en
Venezuela, el golpe contra  los derechos
electorales  de  la población, y la terrible crisis
humanitaria, aumentan cada día.

Más de 20 expresidentes 
señalan que el «diálogo» entre gobierno y oposición  solo es 
posible cuando Maduro acate la Constitución»; EEUU, UE, el
Secretario General de la OEA, la Unión Interparlamentaria Mundial, numerosos
países del continente y cientos de organizaciones, exigen presión internacional
contra Maduro para que reactive el RR o adelante elecciones
presidenciales;  cese la  represión; 
libere a los presos políticos; haya separación de poderes  y atienda con urgencia la crisis humanitaria.

 La contundencia  de las manifestaciones opositoras en todo
el  país, como «La Toma de
Venezuela», no va a cesar, pese a la violencia homicida del régimen.

Cuando el  general y
exministro chavista Rodríguez Torres, ante la suspensión del RR, declara  que «cerrar las puertas a la democracia
es abrirlas a la violencia», es otro botón de esa muestra de chavistas
cada día más amplia, de que el escorpión no morirá ahogado sobre la  espalda de la pobre rana, sino por su propio
aguijón.




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