EFE

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, recibió el apoyo de los mandatarios de Bolivia y Venezuela,
del secretario general de la Unasur y del candidato presidencial del
oficialismo en Argentina frente a la ofensiva de la oposición brasileña

para que sea juzgada con fines de destitución.

Además, un juez del Tribunal Supremo de Brasil, Teori
Zavascki, dejó fuera de juego una maniobra legal que hubiera ayudado a la
oposición a ver sus propósitos cumplidos, pues abría la puerta a apelar a la
Cámara de Diputados en caso de que su última solicitud de un juicio a Rousseff,
aún en trámite, fuese rechazada.

El secretario general de Unasur, Ernesto Samper, que se reunió con Rousseff en el
Palacio de Planalto
, aseguró que la posición del organismo regional
«es muy clara» en el sentido de que «la presidenta fue elegida
constitucionalmente y tiene que,
constitucional y políticamente, terminar su mandato».

La Constitución brasileña prevé la posibilidad de destituir
a un jefe de Estado, pero para iniciar el juicio exige razones jurídicas que,
en opinión del Gobierno, no existen en el caso de Rousseff.

Los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y Bolivia, Evo Morales, que se reunieron en una
localidad boliviana, expresaron su «preocupación y alarma» por la
ofensiva opositora contra su colega brasileña
, que debe afrontar una grave
crisis económica y el impacto de grandes escándalos de corrupción como el de
Petrobras.

«Tanto el presidente Evo Morales como mi persona manifestamos nuestra preocupación y
vamos a iniciar un conjunto de consultas porque parece anunciarse en Brasil con
una nueva modalidad un golpe de estado
contra la presidenta Dilma Rousseff
y contra el movimiento popular», sostuvo el mandatario venezolano.

Según Maduro, ha costado mucho «que se levanten los
movimientos populares y sean gobiernos del pueblo y para el pueblo» en los
países latinoamericanos y ahora «hay
una arremetida contra todos los procesos progresistas» en la región.

Agregó que los presidentes
del bloque bolivariano Alba no se quedarán callados «frente a un intento
de golpe de Estado en Brasil
ni en ningún lugar de América Latina y el
Caribe», sino que se manifestarán «con voz clara y abierta para
apoyar al movimiento popular y al pueblo de Brasil».

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que ha
pedido a la oposición que asuma de una vez que fue derrotada en las urnas en
2014, se refirió al maquillaje fiscal presuntamente hecho por el Gobierno de su
correligionaria Rousseff.

Según el expresidente, si
Rousseff realizó una maniobra fiscal fue para asegurar los programas sociales
,
como el de vivienda, los cuales han sido la bandera del gobernante Partido de
los Trabajadores (PT).




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