Sus cadáveres y otros siete fueron ingresados a la morgue de viernes a sábado. (Foto Archivo)

Felícita Blanco

Por no haber dado la información que le exigieron acerca de una persona, mataron al adolescente Luis Cartagena (16), a cuadra y media de su casa, en el barrio Las Amapolas, de La Vega, el viernes a las 6:30 de la tarde.

Casi a la misma hora le quitaron la vida a Diego José Ramírez Santacruz (17), al final de la calle Los Mangos, de El Cementerio, sector Murachí.

Sus cadáveres y otros siete fueron ingresados a la morgue de viernes a sábado. Con Cartagena y Ramírez suman 65 los menores de edad que han sido asesinados en lo que va de año en La Gran Caracas.

Cartagena estudiaba tercer año en el Instituto Libertad, de El Silencio. Salió de su casa con un amigo para visitar a una novia, en el trayecto el acompañante le dijo que esperara allí mientras compraba algo, y en el ínterin llegaron dos sujetos con suéteres de capuchas, una pistola en cada mano, y le preguntaron por una persona. Como les respondió con una negativa, le dijeron ¿Ah tú no sabes quién es? Y le dispararon, un tiro en el cuello y otro en la mejilla.

Una prima fue a avisar que estaba tirado en la calle, su padre estaba llegando del trabajo, y lo llevó al Pérez Carreño, pero fue ingresado sin vida.

Los vecinos no se atreven a delatar a los homicidas porque conforman una banda que los mantiene acosados.

A Ramírez Santacruz lo encontraron sin vida, con 20 heridas de bala. Lo habían despojado de su moto GN 125, su celular, cartera y documentos.

Su padre Freddy Borges dijo que el muchacho tenía un año de mototaxista en la avenida Baralt, y vivía con su novia en la avenida Urdaneta. “Nos llamaron para decirnos que lo habían matado, llegamos allá y lo encontramos en la calle”.

Borges piensa que en seguridad “estamos precarios” y les hace un llamado a las autoridades para que “le pongan corazón a ver si podemos vivir en paz”.

Los tiempos han cambiado, dice Borges. “En mi época dejábamos la puerta abierta, la gente sin conocerse entraba a las casas a tomarse un trago el 31 de diciembre, salías con una cadena de oro tranquilamente. Todo eso se perdió”.

Johnny Martínez Cedeño (29) salió de su casa a ponerle aire a los cauchos de una moto que le prestaron, y le dispararon por la espalda cuando ayudaba a un vecino a levantar una caja de un vehículo, en el barrio San Blas, de Petare, el viernes al mediodía. Vivía del alquiler de su miniteca y era padre de cinco niños.

Nicolás Méndez Ávila (54) estaba en situación de calle desde hace muchos años y sus familiares fueron a retirarlo en la morgue. Lo asesinaron a golpes en el sector La Gran Colombia, de Los Rosales, y presumen que se trabó en riña con otro alcohólico, porque cuando bebía se ponía agresivo.

A Jorge Luis Mejías (30) lo mataron a puñaladas y golpes ayer a las 5 de la madrugada, detrás del Mercado de Los Corotos, frente al Metro Cable de Palo Verde.




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