Luis Alejandro Borrero || @LABC7

Gana la curiosidad. Al ver tantas personas juntas, la supervisora de seguridad en la entrada pregunta el motivo de la visita. Tinedo Guía le responde automático y claro: «Venimos a demandar al Estado por no vender papel a los periódicos», dice el presidente del Colegio Nacional de Periodistas (CNP) en la recepción del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

—¿Todos ustedes vienen juntos, la demanda es sobre qué, disculpe?, repregunta la mujer, quien reposa su brazo sobre la máquina de rayos X mientras pide que relojes y celulares queden en una cesta para pasar por el detector de metales.

—Al Estado, por no venderle papel a los periódicos, repite Guía, mientras guarda su teléfono en su chaqueta negra.

—Ah, ya, muy importante, dice la funcionaria del TSJ. El Poder Judicial es la última instancia que se visita dentro de Venezuela para exigir la venta de papel al Diario del Centro, que tiene 13 días sin circular en su edición impresa por el control monopólico de papel periódico, ejecutado por el Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM). La vigilante da paso…

La puerta del ascensor se abrió en el piso 5 del TSJ, a las 10:16 a.m. de este jueves. Se bajaron representantes de organizaciones civiles que fueron a interponer una demanda por intereses difusos, explicó Carlos Correa, director de la Organización No Gubernamental Espacio Público. “Estamos diciendo que la no circulación de El Carabobeño está afectando un interés que está difuso en la sociedad venezolana”.

Y el impacto se siente. Hay gente afectada. Una es Subdelia Páez, presidenta de la Asociación Amigos de Valencia, una de las organizaciones que suscribe la demanda que hizo Espacio Público, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, la Alianza por la Libertad de Expresión, el Colegio Nacional de Periodistas y la Asociación de Columnistas de Carabobo. Las instancias se agotan y así lo entiende Subdelia. Este jueves, en la rueda de prensa posterior, pidió a la Virgen del Socorro que interceda por El Carabobeño. “Hay generaciones que crecieron con este diario”, dijo conmovida. En instancias terrenales no parece creer ya.

La demanda tiene exhortos, continuó Correa. El primero es que el TSJ le pida al Complejo Editorial Alfredo Maneiro como único organismo acreditado para la importación de papel prensa en Venezuela. De hecho, la demanda es contra el Estado, pero a través de una querella contra Hugo Cabezas, en su calidad de presidente del CEAM, según las primeras líneas del documento que obtuvo el sello de recibido por el TSJ a las 10:42 a.m., luego de 17 minutos de verificación.

La segunda petición es una medida cautelar. El TSJ debería ordenar al CEAM vender papel a El Carabobeño. “No solo para que siga funcionando como medio, sino para que se respete el derecho de los trabajadores y la sociedad general”, explica Correa. “Lo que venimos a exigir, básicamente, es justicia”, dice al salir del Palacio.

La revisión de los requisitos se hizo en la taquilla 3 de la secretaría de la Sala Constitucional. Según Correa, la legislación no establece un lapso de respuesta del máximo tribunal del país en casos como este. Pero al tratarse de la vulneración de derechos como la libertad de expresión, considera que seis meses es algo excesivo. Espera que sea menos.

Con relación a hace dos años, de cada 10 páginas ahora se imprimen dos. En caso del Diario del Centro, su circulación se paró por completo a partir del 18 de marzo. Son 30 mil empleos en riesgo por el 80% de los medios afectados, contabiliza Marco Ruiz, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP).

El abogado constitucionalista, Gustavo Sosa Izaguirre, secretario general de la red de Asamblea de Ciudadanos, opina que lo que se intenta con El Carabobeño es una confiscación ideológica por parte del régimen. “Utilizan un mecanismo para ir silenciando a la prensa autónoma”.

HEGEMONÍA INSTALADA

Ya Carolina González no puede ocultarlo. Cada vez que habla con un medio de su garganta se expulsa indignación. “Esto es producto que desde el 17 de marzo de 2015 el CEAM decidió no vendernos más papel. Las reservas se nos agotaron. Lo que exigimos hoy es que nos vendan papel no un regalo”.

Pero no pasa igual en la región. En Carabobo ya se instaló una hegemonía comunicacional en medios impresos, lamentó González. “Maneiro le regala el papel a los medios del Gobierno”. Que dejen de pasar factura por la decisión de no declinar la línea editorial crítica de El Carabobeño, pidió la periodista zuliana con 20 años en el periódico del que ahora es jefa de Redacción, que nació hace 82 años en la dictadura de Juan Vicente Gómez en 1933 y que podría morir en el Socialismo del Siglo XXI de Nicolás Maduro.

El Carabobeño era el único medio impreso con línea independiente en la región. El diario seguirá por la vía digital. “Seguiremos haciendo periodismo”, reafirma González ante las cámaras. El oscurantismo ya se siente en las calles con la salida de la edición impresa. “Durante la gestión del gobernador Francisco Ameliach dejamos de salir. La gente se lo pidió, pero con su inacción él permitió el cierre”.

En Carabobo la realidad es otra. Se compraron medios y se cambiaron líneas editoriales. La actitud de otros medios es distinta a la de hace dos años, cuando salieron en primera página reseñadas órdenes de ataques a manifestaciones. Lo que sigue para El Carabobeño es la instancia internacional. “Ahí hay toda una estrategia montada que nos llevó a que la hegemonía comunicacional sea una realidad en nuestro estado”.

Tinedo Guía espera quizá demasiado. Ya como periodista vivió el cierre de su casa el 27 de mayo de 2007: Radio Caracas Televisión, donde fue ancla varios años. “Todo ciudadano tiene derecho a estar informado. Lo que estamos haciendo esta mañana es exigir la correcta administración de justicia para que los ciudadanos tengan información oportuna, sobre todo de los medios independientes”, dice el gremialista.

PROHIBIDAS LAS ENTREVISTAS

Pasada la valla metálica negra en el TSJ no hay permiso para declarar. La libertad de expresión encuentra allí un paradójico obstáculo: en la sede de la casa de la justicia no se pueden dar entrevistas. Un par de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) interrumpió más temprano a Rafael García Marvez, columnista de El Carabobeño y coordinador de la Asociación de Columnistas de la región. «Disculpe, aquí no se pueden dar entrevistas, por favor», dijo el uniformado en tono respetuoso.

—Vinimos a que gestionen que nos vendan papel, somos de El Carabobeño, dice Marvez, intentando mediar.

—Sí, yo sé. Hace poco salió la noticia del papel en las redes sociales, responde el guardia, consciente de la situación que atraviesa el diario.

Pero con la misma amabilidad se reviste de firmeza y ordena la retirada. Después de las vallas metálicas, es decir, en la calle, si se quieren hacer fotos. «Te agradezco que borres la foto que acabas de hacer con el teléfono». No hay más que obedecer. Pero la tecnología de ventanas y la foto de García Marvez en el TSJ pidiendo papel para el que siente su periódico se termina publicando. «El Carabobeño no es propiedad del Estado, es de todos nosotros y el papel es nuestra materia prima».

En el Palacio de Justicia la gente sabe de la crisis de papel de los periódicos. Desde el guardia que custodia la plaza exterior hasta la mujer de seguridad interna encargada de los rayos X. Si eso servirá para que también los magistrados de la Sala Constitucional se enteren de la violación al derecho de los carabobeños a estar informados, de los trabajadores del diario a servir, y de quienes encontraron en El Carabobeño una ventana para expresar los problemas de su comunidad o su opinión, es todavía una incógnita. 




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