Alberto Fernández navega entre críticas, baja imagen y la crisis económica
El presidente argentino, Alberto Fernández / Foto: Agencias

Con una fuerte caída de su imagen en las encuestas y objeto de críticas desde dentro y fuera del oficialismo, el presidente argentino, Alberto Fernández, encara el último año y medio de su mandato navegando entre la incertidumbre económica que deja la alta inflación y la polémica por la fiesta que celebró en el peor momento de la pandemia.

El presidente argentino participó hoy del tradicional Tedeum por el 25 de mayo, día en el que se conmemora la conformación del primer gobierno patrio del país, y llamó a la «unidad».

«La unidad depende de nosotros, es una decisión individual y no quiero que piensen como yo, pero lo primero es la gente», señaló el mandatario en declaraciones a la prensa.

El analista político de la consultora Clivajes, Esteban Regueira, dijo a EFE que la causa principal en la caída de la imagen presidencial se debe a los problemas estructurales económicos que Argentina viene transitando desde 2019 y no se han podido resolver actualmente.

«El Gobierno priorizó acordar con acreedores, que si bien era algo muy importante y necesario, terminó sacrificando la contención de la economía local, y si se suman los conflictos internos que mantiene la coalición gobernante del Frente de Todos termina siendo una combinación letal», explicó el especialista.

Opinión negativa

Un informe publicado a principios de este mes por el estudio D’Alessio IROL indicó que el Gobierno de Fernández cuenta con el 73% de opinión negativa, la más alta desde que asumió la Presidencia.

La preocupación de los argentinos, independientemente de su ideología, es la inflación y el aumento de precios en los productos básicos.

Según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la tasa inflacionaria experimentó el mes pasado un incremento interanual del 58%, el mayor avance desde enero de 1992, cuando el país comenzaba a salir de una hiperinflación.

Este incremento no hizo más que aumentar las críticas hacia el Gobierno de Fernández, cuyas políticas económicas todavía no consiguen aplacar un problema que ya es crónico en el país suramericano.

Conflicto de intereses

Por otra parte, el conflicto interno del jefe de Estado con la vicepresidenta y exmandataria, Cristina Fernández (2007-2015), obstaculiza la gestión en general y la resolución de la crisis económica en particular.

El lunes pasado renunció el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, quien desempeñaba una función clave para el control de precios y era un funcionario cercano a la vicepresidenta.

Feletti tomó esta decisión luego de que el pasado viernes Fernández resolviera que la Secretaría de Comercio Interior pasara desde la órbita del Ministerio de Desarrollo Productivo a depender del Ministerio de Economía, bajo las órdenes de Martín Guzmán, un ministro cuya política económica está objetada públicamente por Cristina Fernández y el sector político que la expresidenta lidera dentro del gobernante Frente de Todos.

Cristina Fernández quiere «separarse de la gestión actual porque no condice con los objetivos de la economía social que el kirchnerismo usó para hacerse fuerte mientras estaba en el poder», según el analista político.

«El tiro de gracia»

La decisión de un juez esta semana de homologar el acuerdo entre el presidente argentino y la Fiscalía para cerrar la causa por la celebración de cumpleaños de su pareja, Fabiola Yáñez, que se realizó en la residencia presidencial en julio de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia de COVID-19, ha resultado criticada por la oposición.

El fiscal Rodolfo Domínguez, de la Fiscalía Federal 2 de San Isidro, había considerado «razonable» la donación de 1,6 millón de pesos (13.504 dólares) para cerrar el caso que impactó en la imagen pública del mandatario.

El caso estalló el año pasado, a las puertas de las elecciones legislativas, cuando se filtraron en la prensa varias fotos de la fiesta por el 39 cumpleaños de Yáñez en la quinta presidencial de Olivos.

Aquello derivó en la apertura de una investigación judicial por la presunta violación de las restricciones sanitarias que regían entonces, por la que quedaron imputados el mandatario y su pareja y los nueve amigos con los que celebró el cumpleaños.

Según Regueira, la fiesta de Olivos terminó siendo una especie de «tiro de gracia» para el presidente.

«Molestó mucho a las personas que no podían salir a trabajar, en Argentina la economía informal es muy grande y si no salen a trabajar no traen plata para su casa. Eso fue un detonante político muy importante para el Frente de Todos, que de alguna manera fue el inicio del quiebre de la coalición», concluyó.

Aunque habían circulado convocatorias en las redes sociales para una marcha este miércoles en la capital contra el Gobierno de Fernández, hasta el momento no se ha realizado. EFE




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