Foto: Las Mayores

Prensa LVBP

En apenas unos días, Aníbal Sánchez pasó de los Mellizos de Minnesota a los Bravos de Atlanta, con horas de incertidumbre de por medio con respecto a su futuro.

Los primeros lo dejaron en libertad a tres semanas del Día Inaugural, pero el lanzador de 34 años de edad encontró una nueva oportunidad rápidamente, aunque su horizonte sigue teniendo varias interrogantes.

“Es la primera vez que estoy pasando por esta experiencia. Dios sabe por qué hace las cosas”, apunta Sánchez, ex serpentinero de Marlins y Tigres, quien cuenta 12 temporadas como grandeliga. “No tengo control de todo lo que sucede en mi carrera. Lo tienes cuando firmas un contrato como el que yo tuve una vez, pero cuando estás en una posición como en la que yo estoy ahora, es esperar una oportunidad y hacerlo lo mejor que uno pueda”.

Aunque la situación es novedosa para él, el maracayero (3-7, 6.41 de efectividad en 2017) sabe en lo que tiene que enfocarse.

“Si te pones a preocuparte por cosas que no controlas, ahí es cuando las cosas se ponen difíciles”, dijo, al tiempo de asegurar que se siente “tranquilo” y con la sensación de que pudo hacer el trabajo “tanto con Minnesota y aquí”.

“Con los Mellizos creo que lo que determinó su decisión no fue mi actuación, sino el negocio. Necesitaban el espacio en el roster y yo tenía un contrato bien flexible, así que tomaron esa resolución”, añadió.

Con los Bravos, un equipo con mucho talento joven a futuro para su rotación, pero que en el presente necesitan brazos experimentados, Sánchez podría tener un buen chance para ser uno de los cinco iniciadores de entrada.

“De eso no sé. Hoy fue mi primera salida con ellos ¿Qué va a pasar? Quién sabe. Yo me siento bien. La oportunidad está ahí, pero no me preocupo por las cosas que no controlo”, insistió.

En su primera salida con Atlanta, luego de dos semanas sin lanzar a bateadores rivales, el venezolano no se vio nada mal. El domingo tiró cuatro capítulos de seis indiscutibles, dos carreras, apenas un boleto y dos abanicados, aunque fue en su último episodio cuando la poderosa toletería de los Astros de Houston pudo descifrarlo.

“En el último inning también tuve buen control”, analizó. “No me quejo de lo que pasó. Son situaciones del juego. Muchos rollings, que es lo que estaba buscando, pero no se dio el dobleplay, pero no me quejo. Era una prueba por todo lo alto, y creo que lo hice bien”.

UNA OPORTUNIDAD PARA LA CENTENA

El pitcher, quien está a 10 triunfos de convertirse en el séptimo venezolano con una centena de lauros en las Grandes Ligas, alabó la actuación de su catcher dominical, Kurt Suzuki, y cree que de hacer el equipo podría ser un gran aliado para conseguir las 100 victorias como grandeliga.

“Una buena comunicación con él, en un buen espacio de tiempo, como en una posible temporada, podrían pasar cosas buenas”, dijo.

Su plan de trabajo para lo poco que queda de Spring Training también es una incógnita.

“Esa misma pregunta me la hizo mi esposa, y yo le dije: ‘quisiera darte una respuesta’”, apuntó con una sonrisa. “Es difícil, tengo dos días aquí (con los Bravos), hoy supuestamente iba a relevar a (Scott) Kazmir, y cuando llegamos me dijeron que iba a abrir (Kazmir recibió un pelotazo en la cara). Gracias a Dios las cosas salieron bien, y contra tremendo equipo como este (los Astros), que no son una ‘mantequilla’”.

Fácil tampoco será ganarse un puesto en el roster de los Bravos, pero Sánchez no pierde la confianza de seguir lanzando en las Grandes Ligas.




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