En medio de la pandemia de COVID-19, la escasez de combustible y la pérdida del poder adquisitivo, algunos carabobeños decidieron aprovechar los espacios recreativos de Valencia para disfrutar de un rato de esparcimiento sin tener que hacer mayores gastos en este primer día de Carnaval. Así lo comprobó El Carabobeño en un recorrido por la ciudad.
Desde la mañana de este lunes 15 de febrero había familias y niños disfrazados en el Parque Fernando Peñalver, ávidos de correr, jugar y compartir. Al menos hasta antes del mediodía la asistencia no era masiva. Sin embargo, tradicionalmente durante la tarde es cuando se registra una mayor concurrencia en parques y otros lugares públicos en los días de asueto.
Criselis Montoya llevó a su hija al parque con dos amigas. Extendieron una manta en la grama y allí se dispusieron a conversar mientras las niñas jugaban. “Es el primer Carnaval que paso aquí en el Fernando Peñalver por la pandemia y motivos económicos. Es importante tener este tipo de lugares en nuestro estado para compartir”, dijo.
En temporadas anteriores Criselis aprovechaba los días libres para viajar a otros destinos fuera de Carabobo, como Margarita, en Nueva Esparta o las playas de Tucacas, en Falcón. Pero este año ni el pasado pudo concretar sus anhelados viajes. Aun así, mantuvo vivo su espíritu de celebración y se disfrazó junto a su pequeña de Minie Mouse.
Igual que Criselis, esta es la primera vez que Anixa Bernáez decide pasar un día de Carnaval en el Fernando Peñalver con su bebé de casi dos años. “Me hubiese gustado estar en otro lugar. Esperamos que el próximo año podamos ir a otra parte y si no, pues que este parque siempre se mantenga en buenas condiciones”, señaló.
A su parecer, los espacios recreativos que hay en la ciudad son importantes no solo para que los niños compartan y se diviertan un rato, sino también para que los padres tengan un momento de distracción en medio de las circunstancias adversas.
En contraste con Criselis y Anixa, para Solexys Salas ya es una tradición acudir al parque durante los días de Carnaval junto a sus hijas, a quienes año tras año ella misma les confecciona los disfraces típicos de la celebración para ahorrar un poco. En el centro de la capital carabobeña, un disfraz cuesta entre 30 y hasta 60 dólares.
Tiene planeado volver este martes 16 de febrero porque, consideró, “es importante distraerse un poco en medio de la tensión que se vive últimamente por la pandemia”.
Comerciantes aprovechan el asueto
Desde hace 23 años José Luis Lozada se dedica a vender juguetes, globos y otros artículos recreativos para niños en la esquina frente a la entrada del Fernando Peñalver. Aseguró que en 2020 vivió días muy difíciles debido a que el parque estuvo cerrado por las restricciones de la cuarentena.
Pero el panorama mejoró el fin de semana pasado y espera que sus ventas aumenten todavía más en estos días de flexibilización que quedan por Carnaval. “A pesar de la pandemia y que la gente no está comprando casi porque todo está dolarizado, se ha visto movimiento y sí he podido llevar alguito para la casa”.
En las últimas semanas de flexibilización su promedio en ventas fue de apenas cinco juguetes en un fin de semana, detalló José Luis, mientras que solo este domingo 14 de febrero vendió 25 productos.
Más de dos mil visitantes en El Casupo
Según Williams Garbán, supervisor de seguridad del Parque Municipal El Casupo, durante los días de flexibilización previos a Carnaval han tenido una gran aceptación por parte de los valencianos y quienes viven en comunidades aledañas. Expuso que el fin de semana que pasó recibieron a más de dos mil visitantes.
“Contamos con el apoyo de la Policía de Carabobo, los bomberos del estado y seguridad propia”, afirmó el funcionario. “Le hacemos la invitación a los ciudadanos para que desde estos días en adelante puedan acercarse a las instalaciones y disfrutar cuando haya flexibilización”.
Como recomendaciones generales para disfrutar de las caminatas al aire libre en el cerro, Williams destacó el distanciamiento social y el uso del tapabocas desde la entrada hasta los primeros 50 metros. Luego de allí, el recorrido se puede realizar sin la mascarilla.
