Adriana Quijije llegó a la oficina del Saime en Los Guayos la madrugada de este lunes, pero a las 9:30 am le dijeron que no la iban a atender: tan solo las primeras 140 personas de la fila podrían tramitar una nueva o renovar la cédula de identidad.
A Quijije la llena de indignación tener que esperar al próximo lunes y trasnocharse para obtener su documento. “Esto es una falta de respeto, aquí pasa el que paga y desde ahorita ya hay gente haciendo la cola de mañana”.
Aular Pinto también estaba molesta. Había caminado en la noche desde El Roble hasta la Carretera Nacional con la intención de renovar su cédula vencida en 2019, pero terminó siendo una de las 500 personas que quedaron por fuera. “Después que caminé tantos kilómetros de madrugada por allí, sola, corriendo peligro, ahora no me quieren sacar mi cédula”.
Aunque la mayoría había pernoctado en los alrededores del Saime, hubo quienes llegaron a las 6:00 am para encontrarse con una fila interminable. Cuando el funcionario de la institución salió a repartir los escasos cupos de atención, un bullicio de preguntas se apoderó del ambiente. “¿Los que no podemos madrugar por la inseguridad cómo hacemos?”, gritó la voz de una señora. “¿Cuándo atenderán a los rezagados?”, inquirió otra mujer.
Una cola para todos
Los carabobeños que requieren de atención preferencial no fueron tomados en cuenta: todos hicieron la misma cola, de pie, expuestos a la inseguridad de la noche y al sol implacable del día. “Aquí no hay respeto para las personas mayores, ni para los discapacitados o embarazadas. No hay respeto para nadie”, comentó un señor de la tercera edad.
“Me vine en camioneta desde Flor Amarillo y no me dan información de nada. Me dicen que me espere, pero tengo a la niña muy pequeña”, dijo una madre que desesperaba en la cola: cargaba a su bebé de meses en los brazos, tratando de protegerla con una manta de los intensos rayos solares.
Ineficiencia
Las otras sedes del Saime en Carabobo también estaban a reventar desde que el Gobierno de Nicolás Maduro anunció una jornada de cedulación a partir de esta semana flexible.
En la oficina Arturo Michelena de San Diego, más de 600 ciudadanos de la fila quedaron por fuera, sin comprender cómo pueden hacer una operativo para recibir a tan pocos ciudadanos. “Es ilógico que solamente pasen 100 personas cuando supuestamente hoy corresponde atender a cuatro terminales de cédula. Además hay quienes tienen más de un año con el documento vencido”, se quejó Silvana Vadillo.
Algunas valencianos en los alrededores de la oficina ya estaban haciendo la cola del miércoles. Acostumbrados a la ineficiencia de las instituciones del Gobierno quisieron adelantarse al revuelo y empezar la fila con dos días de anticipación. “Aquí no hay listas, es por orden de llegada”, aseguró una señora que se negó a dar su nombre, aunque a su lado había una mujer anotando nombres y apellidos en una hoja.