Foto cortesía Gaby Oráa, Prodavinci

Venezuela anunció su primer caso confirmado de covid-19 el viernes 13 de marzo. Las autoridades suspendieron las clases y casi de inmediato decretaron cuarentena, una medida difícil de mantener por mucho tiempo por sus consecuencias económicas. Después de dos meses y medio de cuarentena, se aprobó una flexibilización con el reinicio de actividades en ocho sectores de la economía desde el primero de junio. Lo llamaron “el método venezolano”: un esquema que alternaba cinco días de trabajo seguidos de diez días de cuarentena. A finales de la primera semana lo cambiaron a siete días de trabajo, seguidos de siete días de cuarentena.

No hay un manual que asegure una reapertura sin contagios, pero la OMS ha planteado una estrategia general con 24 pautas e indicadores de salud pública que los países deben considerar para flexibilizar los controles de forma segura. Los indicadores de la OMS se agrupan en tres criterios de evaluación:

  1. Situación epidemiológica: ¿la epidemia está controlada?
  2. Sistema de salud: ¿el sistema de salud tiene capacidad de atender un nuevo brote de la enfermedad después del levantamiento de la cuarentena?
  3. Vigilancia de salud pública: ¿hay un sistema de vigilancia con capacidad para detectar rápidamente un rebrote e identificar la cadena de contactos de los pacientes?

Prodavinci detectó que las autoridades venezolanas solo reportan información para evaluar 5 de los 24 criterios establecidos por la OMS. A partir de las cifras oficiales vinculadas al número de nuevos casos confirmados y muertes por covid-19, capacidad de diagnóstico por pruebas PCR y cantidad de pruebas positivas realizadas, Prodavinci calculó el desempeño de Venezuela en estos cinco indicadores y encontró que no cumplía con los parámetros requeridos por la OMS para una reapertura.

El día del inicio de la flexibilización, los casos confirmados habían aumentado 537,7% respecto a tres semanas antes y las muertes acumuladas por covid-19 habían aumentado 40% en el mismo período. Tomando los datos oficiales y de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), encontramos que no se estaban haciendo suficientes pruebas PCR: el déficit de las mismas era de 94,26% en comparación con lo establecido por la OMS. Además, con un solo laboratorio oficial en Caracas y uno móvil en Táchira para procesar pruebas PCR, el país no tenía un sistema de vigilancia epidemiológica capacitado para identificar nuevos casos. 

Tres semanas después del inicio de la flexibilización, las autoridades anunciaron nuevas restricciones en medio de la cuarentena y los casos siguen en aumento, en lo que las autoridades han denominado un «rebrote».

El líder de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el médico Mike Ryan, advirtió a principios de mayo que los países que reabran demasiado pronto corren el riesgo de tener una segunda ola de casos muy pronto. “No podemos asumir que solo porque la enfermedad está disminuyendo ahora, va a mantener la disminución y por esto tenemos algunos meses para prepararnos para la segunda ola. Podríamos tener un segundo pico de casos en esta”.

Para conocer cuáles son las condiciones de una reapertura segura y cómo se compara la situación venezolana con los indicadores de la OMS, Prodavinci consultó a tres especialistas: el doctor Julio Castro, médico internista, infectólogo y asesor de la Asamblea Nacional en temas de salud; Carlos Torres-Viera, médico infectólogo y epidemiólogo con máster en Salud Pública de la Universidad de Harvard; y Manuel Figuera, médico internista infectólogo, vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Infectología y superintendente en Salud Baruta.

En este trabajo, Prodavinci describe la evolución de la epidemia de covid-19 en Venezuela y las medidas de respuesta tomadas por las autoridades de las condiciones en las que ocurrió la flexibilización, organizada de acuerdo a los tres criterios generales de la OMS: la situación epidemiológica del país, las condiciones del sistema de salud y el sistema de vigilancia y rastreo de casos nuevos.

La epidemia de COVID-19 en Venezuela

Desde el inicio de la epidemia en Venezuela las autoridades centralizaron la administración de la crisis de salud pública. Designaron una lista de 46 hospitales públicos centinelas para la vigilancia epidemiológica y atención de nuevos casos. También incorporaron la red de centros de diagnóstico integral (CDI) de la Misión Barrio Adentro. Así mismo, implementaron una encuesta a través del “Sistema Patria” en Internet para que las personas con síntomas llenaran un registro voluntario, y se implementó una política de visitas “casa por casa” por integrantes de la Misión Barrio Adentro y funcionarios de distintos organismos policiales y militares para buscar personas con síntomas.

El 15 de marzo, tres días después de que se anunciaran los primeros casos de covid-19 en Venezuela, la cantidad de casos confirmados había aumentado a 17 y se anunció por primera vez la medida de cuarentena en Caracas y otros seis estados. Las actividades escolares y laborales fueron suspendidas, con excepción de los servicios de salud, alimentación, transporte y actividades policiales y militares. También fueron suspendidos los vuelos. La cuarentena fue extendida a todo el país el lunes 16 de marzo, cuando la cantidad de casos confirmados aumentó a 33. Del mismo modo, se suspendió la movilidad entre estados.

La medida fue parte de un decreto de Estado de Alarma que ha sido prorrogado tres veces y se mantiene vigente, según han anunciado, hasta mediados de julio

Durante los primeros sesenta días de la cuarentena, los casos de covid-19 aumentaron de forma lenta, pero progresiva. Los reportes oficiales, que se hacen diariamente en alocuciones televisivas sin presencia de la prensa, muestran que el crecimiento de la curva venezolana estuvo relacionado al principio a ciertos clusters o cúmulos de casos: primero en el estado Miranda, vinculado a la llegada de viajeros desde Europa; después en el estado Nueva Esparta, relacionado a actividades en una escuela de béisbol. Desde mediados de mayo, el aumento ha sido relacionado en el discurso oficial con el retorno de emigrantes venezolanos por las fronteras terrestres. Todos los estados tienen casos confirmados.

El cluster más importante, señalado por las autoridades recientemente, es el Mercado de las Pulgas de Maracaibo, la segunda ciudad más importante el país y capital del estado Zulia. Los reportes de junio reconocen una mayor cantidad de casos de transmisión comunitaria en el país. 

Después de 76 días de cuarentena nacional, cuando la curva de casos nuevos de COVID-19 apenas despegaba, las autoridades venezolanas iniciaron el proceso de flexibilización el primero de junio. El esquema planteaba autorizar el trabajo de 8 sectores económicos de forma alterna: cinco días de trabajo y diez de cuarentena o paralización, y dos días después lo cambiaron a siete días de trabajo seguidos de siete de cuarentena. 

El primer día de la flexibilización había 1663 casos confirmados en Venezuela. El 15 de junio ampliaron la flexibilización a catorce sectores más. Sin embargo, cuatro días después se ordenaron nuevas restricciones. Desde el 22 de junio suspendieron el servicio de transporte público y prohibieron la movilidad en más de 50 municipios de Distrito Capital, Miranda, La Guaira, Aragua, Zulia, Lara, Trujillo, Táchira, Apure y Bolívar. El día que retomaron los controles había 4048 casos confirmados. 

Hasta el 30 de junio Venezuela registra 5.832 casos confirmados en 110 días, contados desde el anuncio de los dos primeros casos confirmados. El país duplicó su número de casos confirmados en los últimos 17 días.

Gráfico cortesía Prodavinci

Este es un trabajo de Luisa Salomón y  Salvador Benasayag en el marco del proyecto de Prodavinci y el Pulitzer Center: COVID-19 llega a un país en crisis: Despachos desde Venezuela

Lee el trabajo completo en Prodavinci




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